Uno
de los capellanes del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (España) explicó a
ACI Prensa cómo atienden espiritualmente a los enfermos de coronavirus, que en
la capital de España son actualmente más de nueve mil personas
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| Imagen referencial. Crédito: Pixabay |
El
P. Gaetan Kabasha es capellán del Hospital Clínico San Carlos en Madrid
(España) desde el año 2011 y asegura que su atención pastoral a enfermos
durante la pasada semana ha sido “frenética”.
España
es el segundo país del mundo con más afectados por coronavirus.
Actualmente
son más de 9 mil infectados, más de la mitad de ellos se encuentran en Madrid y
por el momento han fallecido 309 personas
Originario
de Ruanda y con su vocación descubierta mientras estuvo en República Centro
Africana, el P. Kabasha explicó a ACI Prensa la importancia de la presencia de
capellanes en hospitales, especialmente en momentos como esta pandemia.
“Esta última semana ha sido frenética. Ha
cambiado todo radicalmente. Los sanitarios saben cómo actuar y tienen sus
protocolos. Los familiares, como es normal están preocupados”, precisa.
En
este hospital público de Madrid hay cinco sacerdotes para atender a todos los
enfermos. “Entre los capellanes nos hemos repartido el trabajo. Solo los que
son más jóvenes y tienen buena salud pueden atender a los pacientes de
coronavirus”, afirma.
Según
explicó a ACI Prensa la presencia del sacerdote en el hospital siempre es
importante, pero en un momento tan delicado como el actual, lo es aún más. “La
gente está tensa, los familiares, los afectados, los sanitarios… Pero cuando
ven un capellán paseando por el hospital siendo que su tensión disminuye un
poco. Ven que no están solos, que los sacerdotes, a pesar de la situación no
nos hemos ido”.
“Me
encontré con unos familiares de un enfermo que estaban llorando. Me pararon y
me dijeron que estaban sorprendidos, que no sabían que había un sacerdote en el
hospital y me pidieron que fuera a darle la unción de enfermos a su familiar”,
recuerda el P. Kabasha.
Para
acercarse a los infectados los capellanes se visten igual que los médicos y
toman las mismas precauciones que los sanitarios para evitar el contagio.
“Vamos con bata, mascarilla, dobles guantes, gafas y patucos. Igual que los
médicos. Para la unción de enfermos, llevamos el óleo santo individualizado en
una bolsa de plástico que después se deposita antes de salir en la basura de la
habitación del enfermo que será quemada”, aseguró.
“El
hecho de que la Iglesia no se ha ido, sino que está ahí cuando hay momentos
cruciales, como los que se están viviendo, en donde todo el mundo está recluido
en su casa, a pesar del miedo que te puede dar el contagio al tocar cualquier
cosa infectada, es crucial”, aseguró el sacerdote.
Además
precisó que “los capellanes hemos decidido quedarnos en el hospital y la
Iglesia nos apoya en esto. Es un valor muy importante aliviar a los que están
en el hospital a los enfermos, los familiares y los sanitarios porque tienen
una tensión constante. A ellos les ayuda ver que tu sigues allí y a los
enfermos que siempre han estado en la Iglesia les conforta tener a un sacerdote
cerca durante su enfermedad y, si es el caso, en el fin de su vida”.
Fuente:
ACI Prensa






