El
Superior General de la Compañía de Jesús recuerda al padre Adolfo Nicolás, 30º
Superior General de la Compañía de Jesús, a pocos días de su fallecimiento en
Tokio a los 84 años
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| Padre Arturo Sosa, Superior General de la Compañía de Jesús |
El
padre Arturo Sosa asegura que lo que más le llamaba la atención del padre
Nicolás era “su gran serenidad ante tanta complejidad de cosas”: “Era una
persona que teniendo en sus manos la dirección de aquella Congregación con más
de 250 agregados nunca lo vi sobrecargado, nunca lo vi fuera de sí, siempre
tenía una visión clara de lo que había que hacer”. Para Sosa, esto es una
característica suya “que mostró en muchos momentos”.
La herencia que le dejó el
padre Nicolas, resumida en 5 puntos
El
Padre Sosa resume en cinco puntos la herencia que su predecesor le deja. La
primera gran cosa es “la confirmación del carisma de la Compañía de Jesús”: “la
Compañía de Jesús tiene algo que ofrecer a la Iglesia y ofrecer al mundo si se
es fiel al carisma de nuestros fundadores” dice, y agrega: “el padre Nicolás
supo encarnarlo”.
En
segundo lugar habla de “la importancia de ser una compañía de Jesús misionera”,
volcada al servicio, hacia fuera de sí, incluso fuera de la Iglesia. “El padre
Nicolás usaba mucho la expresión de “ir a las fronteras y más allá de las
fronteras” y esto es importante por su gran experiencia como misionero por
tantas partes del mundo” asegura.
“Tercero,
diría que el padre Nicolás fue muy consciente de lo que yo llamaría la
“universalidad inculturada”, una visión universal pero completamente enraizada
en cada cultura y él fue capaz de impulsar una mayor inculturación de la
Compañía de Jesús en varias partes del mundo y nos puso en la puerta del camino
hacia la interculturalidad que representa para nosotros un gran desafío en este
momento y un gran aporte a lo que sería la misión de la Iglesia”. Después, el
padre Sosa usa una frase del padre Nicolás “que usaba mucho” y que sería el
cuarto punto de esta gran herencia: pasar de la distracción a la dedicación. Es
decir, “a la profundidad espiritual, intelectual, a la audacia apostólica”.
El
quinto y último punto que recuerda es su estilo de gobierno”: “un gobierno
desde la escucha, desde la consulta, el discernimiento, sin que eso signifique
retrasar decisiones, porque fue un hombre que tomo decisiones con valentía”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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