Es
este el consejo que nos da hoy el Papa, explicando que está la voz de Dios, que
propone y nunca nos obliga, pero también está la voz tentadora que induce al
mal, causa ímpetu primero y deja amargura después.
El
Evangelio de hoy nos dice que el Buen Pastor llama a las ovejas por su nombre,
el Señor nos llama por nuestro nombre, nos llama porque nos ama, pero hay otras
voces que no debemos seguir: aquella de los extraños, ladrones y malhechores
que quieren el mal de las ovejas. Comentando el pasaje de hoy según San Juan,
el Pontífice da las claves para saber diferenciar estas dos voces que “hablan
idiomas diferentes” y “tienen formas opuestas de tocar a nuestros corazones”.
¿Cómo podemos distinguir
la inspiración de Dios de la sugestión del maligno?
Francisco
explica que, por un lado, está la voz de Dios, “que amablemente habla a la
conciencia”, y por otro está la voz tentadora “que induce al mal”. La pregunta
que nos lanza hoy es: ¿Cómo podemos reconocer la voz del buen Pastor de aquella
del ladrón?. El Papa discierne entre estas dos voces: “La voz de Dios jamás nos
obliga, Dios se propone, no se impone. En cambio, la voz maligna
seduce, agrede, obliga, suscita ilusiones deslumbrantes, emociones alentadoras,
pero pasajeras. Al inicio suaviza, nos hace creer que somos omnipotentes, pero
luego nos deja vacíos por dentro y nos acusa: "Tu no vales nada". La
voz de Dios, en cambio, nos corrige, con tanta paciencia, pero siempre nos
anima, nos consuela: siempre alimenta la esperanza”. De hecho, dice, "la
voz de dios es una voz que tiene un horizonte, en cambio la voz del maligno te
lleva a un muro".
El maligno nos induce a
temer el futuro y amargarnos del pasado
Otra
diferencia que plantea el Papa es precisamente sobre el modo de afrontar la
vida. “La voz del enemigo desvía del presente y quiere que nos concentremos en
los temores del futuro o en las tristezas del pasado” dice el Papa, de hecho,
“hace aflorar la amargura, los recuerdos de los males sufridos, de los que nos
hicieron mal”. En cambio, la voz de Dios “habla al presente”: “Ahora puedes
hacer el bien, ahora puedes ejercer la creatividad del amor, ahora puedes
renunciar a los arrepentimientos y remordimientos que tienen prisionero tu
corazón”.
Las dos voces suscitan en
nosotros preguntas diversas
Aquella
que viene de Dios será: "¿Qué cosa me hace bien?". En cambio, el
tentador insistirá sobre otra pregunta: "¿Qué cosa me gustaría
hacer?". “Que cosa me gustaría: la voz malvada siempre gira en torno al
yo, a sus impulsos, a sus necesidades, al todo y enseguida” dice
Francisco, mientras que la voz de Dios, “nos invita a ir más allá de nuestro yo
para encontrar el verdadero bien, la paz”. Y aquí el Papa hace hincapié en una
cosa que es clave para identificar la voz del maligno: “el mal no dona jamás
paz, causa ímpetu primero y deja amargura después”.
Prestemos atención a las
voces que llegan a nuestro corazón
Por
último, el Santo Padre nos pide que siempre nos preguntémonos de dónde vienen
las voces que llegan a nuestro corazón y que pidamos la gracia de reconocer y
seguir la voz del buen Pastor, “que nos hace salir de los recintos del egoísmo
y nos conduce a los campos de la verdadera libertad”. Y recordemos los consejos
del Papa: “El enemigo siempre preferirá la oscuridad, la falsedad y las
habladurías, pero el Señor ama la verdad y la transparencia sincera”, además,
el enemigo siempre nos dirá: "Enciérrate en ti mismo, que nadie te
entiende ni te escucha, ¡no confíes!”, mientras que el bien nos invitará a
abrirnos, a ser transparentes y confiados en Dios y en los demás.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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