De
la Renovación Carismática Católica viene una invitación para recordar que los
mayores milagros del Espíritu vienen en respuesta a nuestros elogios
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Todos
los cristianos de cada Iglesia y comunidad eclesial están siendo invitados a
unirse virtualmente el 30 de mayo a las 10 p.m. Hora de Roma (4 p.m. EDT) de
este domingo, la solemnidad de Pentecostés, para implorar al Espíritu Santo y
pedir un “nuevo Pentecostés” en el mundo.
La
iniciativa proviene de CHARIS, una
organización que el Vaticano creó el año pasado para estar al servicio de la
Renovación Carismática Católica en todas sus formas.
La
vigilia comenzará con una reflexión con la Palabra de Dios, la lectura del
relato de Pentecostés en Hechos de los Apóstoles. Podrá seguirse en
directo AQUÍ
Seguirá
una breve homilía y la oración de la Secuencia de Pentecostés en cinco idiomas.
Luego,
cristianos de los cinco continentes se turnarán para orar y proclamar la gloria
de Dios en sus diferentes idiomas, una señal de que el Espíritu Santo reúne a
los creyentes más allá de las diferencias de cultura, comunidad eclesial o
idioma, como lo hizo el día de Pentecostés cuando “Partos, medos, elamitas y
residentes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia,
Egipto y las partes de Libia pertenecientes a Cirene, y visitantes de Roma,
tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes” escucharon el Apóstoles
hablando “en nuestros propios idiomas … sobre los actos de poder de Dios”.
El
predicador de la Casa Pontificia, el padre capuchino Raniero Cantalamessa,
tiene un mensaje para el
evento:
Los
mayores milagros del Espíritu Santo no se obtienen en respuesta a nuestras
súplicas, sino en respuesta a nuestras alabanzas. … El mayor milagro de
alabanza es el que le sucede a quien lo practica, especialmente en la prueba,
porque muestra que la gracia ha sido más fuerte que la naturaleza.
El
milagro de Pablo y Silas en la prisión, y de los tres jóvenes en el horno, se
repite en múltiples circunstancias y de maneras infinitas: liberación de la
enfermedad, de la adicción a las drogas, de una convicción injusta, de la carga
del propio pasado. …
Así
que ahoguemos el virus en un mar de alabanzas, o al menos intentemos hacerlo.
Unámonos a toda la Iglesia que, en la Gloria de la Misa, proclama: “Te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu
inmensa gloria”. ¡No hay súplica en esta oración, solo alabanza!
Se
espera que el evento atraiga a participantes de más de 100 países, que estarán
vinculados en el sitio web de CHARIS.
CHARIS
ofrece una revista, cursos, comunidades y una gran cantidad de otros servicios.
Kathleen
Hattrup
Fuente:
Aleteia






