Este
5 de julio, décimo cuarto domingo del tiempo ordinario, el padre Rodrigo
Cordero nos enseña que, así como los hijos aprenden de sus padres y madres qué
es el amor, también nosotros podemos aprenderlo mirando a Jesús. Eso sí, el
privilegio de conocer el amor del Señor se transforma en misión al ser enviados
por Él a compartir lo que hemos recibido.
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-30
En
aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has
revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Vatican
News






