Reflexiones
teológicas sobre la pandemia
Oración por el fin de la pandemia en San Pedro (C) Vatican Media |
Las
reflexiones del Papa Francisco sobre la era de la COVID-19 se explican en el
prefacio del libro Comunión y esperanza publicado por la Librería
Editorial Vaticana del Dicasterio
para la Comunicación y redactado por el cardenal Walter Kasper
y el sacerdote alemán George Augustin, informa Vatican News.
A
lo largo del mismo, el Santo Padre señala que las raíces de nuestra vida están
en Cristo, en Él está la fuerza para enfrentar los difíciles problemas que nos
esperan después de la crisis, en Él está el modelo de cercanía, amor y
servicio.
Nueva esperanza y
solidaridad
Según
el medio vaticano, Comunión y esperanza constituye un volumen rico en
reflexiones teológicas que puede suscitar una “nueva esperanza y una nueva
solidaridad”, basadas en la certeza de que como ocurrió en los primeros
difíciles meses de la propagación de la pandemia, también hoy, la presencia del
Señor acompaña y alienta a la humanidad.
Efectivamente,
la obra ha sido escrita por el cardenal Walter Kasper, presidente emérito del
Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el padre
George Augustin, sacerdote alemán que fundó y dirige el Instituto que lleva el
nombre de su compatriota cardenal.
Interrogativos
fundamentales
Francisco
plantea la pandemia como un “tiempo de prueba y elección”. Tal y como expuso en
la vigilia de oración del pasado 27 de
marzo, el coronavirus, “como una tormenta” sorprendió a todos, cambiando la
vida familiar, el trabajo y las actividades públicas y dejando a su paso
muerte, penurias económicas y distancia de la Eucaristía y de los sacramentos.
Esta
dramática situación, que desenmascara la vulnerabilidad del hombre, su
inconsistencia y su necesidad de redención y cuestiona muchas certezas ha
desencadenado “interrogativos fundamentales sobre la felicidad” y “sobre el
tesoro de nuestra fe cristiana”, escribe en el prefacio.
¿Dónde
están las raíces más profundas que nos sostienen a todos en la tormenta? ¿Qué
es realmente importante y necesario? La pandemia, continúa el Pontífice “es una
señal de alarma” que nos lleva a reflexionar precisamente sobre esto. “Es un
tiempo de prueba y elección para que podamos orientar nuestras vidas de una
manera renovada a Dios, nuestro apoyo y nuestra meta”.
Solidaridad y servicio
En
el texto, el Obispo de Roma insiste en su llamado a la “solidaridad” y al
“servicio”, contra la “injusticia global” y la indiferencia. De hecho, la
situación de emergencia conduce a entender cuánto “dependemos de la solidaridad
de los demás y nos empuja a servir a los que nos rodean de una manera nueva”.
«Debemos
ser sacudidos por la injusticia mundial”, apunta, “para poder despertar y
escuchar el grito de los pobres y de nuestro planeta tan gravemente enfermo”.
El contagio del amor
Por
otra parte, el Papa Francisco resalta que el inicio de la pandemia coincidió
con el tiempo de la Pascua y de ahí procede el mensaje que ilumina el presente
y el futuro y evita la parálisis.
Se
trata del mensaje de la victoria de la vida sobre la muerte: “La Pascua nos da
esperanza, confianza y valor, nos fortalece en la solidaridad” y en la
fraternidad, recuerda.
“El
peligro de contagio de un virus debe enseñarnos otro tipo de ‘contagio’, el del
amor, que se transmite de corazón a corazón. Estoy agradecido por los muchos
signos de disponibilidad a la ayuda espontánea y de compromiso heroico del
personal sanitario, de los médicos y de los sacerdotes. En estas semanas hemos
sentido la fuerza que provenía de la fe”.
La Eucaristía, fuerza
El
último pasaje del Prefacio está dedicado a la fe en Cristo. En este sentido, el
Santo Padre recuerda el “doloroso ayuno eucarístico” que muchos cristianos han
experimentado debido al cese de las celebraciones públicas y la solución de
emergencia de las transmisiones mediáticas.
No
obstante, también subraya que ninguna “transmisión virtual puede sustituir la
presencia real del Señor en la celebración eucarística”. A ello se debe la la
alegría por la reanudación de la vida litúrgica normal, pues “la presencia del
Señor Resucitado en su Palabra y en la celebración eucarística nos dará la
fuerza necesaria para afrontar los difíciles problemas que nos esperan después
de la crisis”.
Y
a toda la humanidad, como Jesús a los discípulos de Emaús repite, como signo de
esperanza para el futuro: “¡No tengan miedo! Yo he vencido a la muerte”.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit