Magisterio
de Francisco sobre esta lacra
La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) celebra anualmente, cada 30 de julio, el
Día Mundial contra la Trata de seres humanos, un delito y una grave violación
de los Derechos Humanos.
De
acuerdo a la ONU, cada año, miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos
de traficantes, en sus propios países y en el extranjero y prácticamente todos
los países del mundo están afectados por el tráfico, ya sea como país de
origen, tránsito o destino de las víctimas.
Víctimas de la trata
El
organismo describe también que, como mínimo, la trata de personas es utilizada
en explotación sexual, trabajo forzado, mendicidad forzada, matrimonio forzado;
para vender niños y como niños soldados, así como para extraer órganos.
De
acuerdo a los datos aportados, las mujeres representan el 49% de las víctimas
totales y las niñas el 23%. La explotación sexual es la forma más común de
explotación (59%) seguida del trabajo forzado (34%). La mayoría de las víctimas
de la trata son víctimas dentro de las fronteras de sus países; las víctimas de
la trata en el extranjero se trasladan a los países más ricos.
Figuras de socorro
Este
año, en el Día Mundial contra la Trata, la ONU se centra en recalcar los
esfuerzos del personal que lucha en primera línea contra la trata de personas,
gente que trabaja en diferentes aspectos: identificar, apoyar, asesorar y
buscar justicia para las víctimas de la trata y desafiar la impunidad de los
traficantes.
Del
mismo modo, la organización internacional remarca el papel esencial de estas
figuras de socorro se ha vuelto aún más importante durante la crisis del
coronavirus, particularmente porque las restricciones impuestas por la pandemia
han hecho que su trabajo sea aún más difícil.
Para
contribuir a la proliferación del testimonio positivo de estos trabajadores, la
ONU pide unirse a la conversación y utiliza los hashtags #FindelaTrata
y #TratadePersonas en todas las plataformas digitales.
Llamamiento de Caritas
Internationalis
Por
su parte, con motivo de esta jornada y en este momento de difusión de la
COVID-19, el secretario general de Caritas
Internationalis, Aloysius John, denuncia esta realidad preocupante y
afirma que la concentración de la atención y los esfuerzos en la emergencia
causada por el virus “no debería impedirnos ocuparnos de las personas más
propensas a la explotación”, ofreciéndoles “redes de seguridad” y “apoyo
material, médico, jurídico y psicológico” para “acompañarles en las
dificultades”.
Por
ello, Caritas Internationalis realiza un llamamiento a los gobiernos para que
presten más atención a “los daños colaterales de la pandemia mundial,
especialmente a los migrantes y los trabajadores informales, que ahora están
más expuestos a la trata”.
El Papa Francisco contra
la trata
El
Papa Francisco define la trata de personas “Una actividad innoble, una
vergüenza para nuestras sociedades que se dicen civilizadas”. Desde que ocupó
la Sede Petrina, tal y como indica L’Osservatore Romano en un
artículo titulado “El magisterio del Papa Francisco contra la trata de seres
humanos”, el Santo Padre, delató con fuerza este flagelo, calificándolo como
“la esclavitud más grande de este siglo XXI” y convirtiéndolo en uno de los
temas recurrentes de sus enseñanzas.
De
acuerdo al medio vaticano, para el Papa, esta lacra supone un crimen contra la
humanidad, que, en sus palabras, “concierne a todos los países, incluso a los
más desarrollados, y afecta a las personas más vulnerables: las mujeres y las
niñas, los niños y las niñas, los discapacitados, los pobres, los que provienen
de situaciones de desintegración familiar y social”.
Prioridad en las agendas
pastorales
Para
sellar su “vocación” original de servicio a los excluidos, Francisco no ha
dejado de llamar a la Iglesia, insistiendo a los demás líderes religiosos, a
los gobernantes y a la comunidad internacional, a poner el tema entre las
prioridades de su agenda pastoral.
Así,
por ejemplo, en una nota escrita por el Pontífice y enviada en agosto de 2013,
año en el que comenzó su pontificado, al canciller de las Academias Pontificias
de Ciencias y Ciencias Sociales, su compatriota Mons. Marcelo Sánchez Sorondo,
pidió explícitamente: “Creo que sería bueno ocuparse de la trata de personas y
la esclavitud moderna”.
Desde
entonces han sido múltiples los llamamientos contenidos en discursos, homilías
y documentos, y con iniciativas concretas. Tal es el caso ejemplo de la
creación en 2014 del Grupo Santa Marta –una alianza mundial de jefes de
policía, obispos y comunidades religiosas– y la institución del Día Mundial de
la Oración y la Reflexión que se celebra todos los años el 8 de febrero, en
memoria de santa Josefina Bakhita, religiosa originaria del Sudán que de niña
fue vendida como esclava.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit