“Fue
santo Tomás de Aquino quien me hizo entrar en contacto con la verdad del
catolicismo, mi teólogo preferido en cambio es san Buenaventura”
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| Imagen referencial. Foto: Pixabay |
Francisco
Paolo Yang es un joven chino de 27 años que fue bautizado el pasado 15 de
agosto, solemnidad de la Asunción de María, en una parroquia de la periferia de
Shanghái (China) después de años de búsqueda espiritual.
Según
relata a Asia News, Francisco Paolo nació en 1993 en
una familia sencilla de Anhui (China) y creció en un ambiente ateo.
Durante
los primeros años de universidad asegura que “era totalmente laicista y
hedonista sin grandes aspiraciones y llevaba una vida absurda y disoluta”,
hasta que en un momento determinado “improvisadamente y sin ningún preaviso,
como si hubiese estado fulminado, decidí que no quería vivir sin un objetivo
específico. Ahora, mirando para atrás, sin ninguna duda entiendo que era la
gracia de Dios que me aferró”.
Por
eso comenzó a estudiar Filosofía por su cuenta, “tratando de descubrir qué es
la sabiduría”.
Sin
embargo, en ese camino, lo primero que encontró fue la filosofía moderna
occidental “que se reveló hecha de especulaciones pobres, un racionalismo abstracto,
que nada tiene con la vida real. No era aquello que deseaba mi corazón,
entonces me dirigí hacia la así llamada “conocimiento de la vida”, o sea la
filosofía china, en particular la filosofía confuciana. Dios a menudo nos
conduce a recorrer un camino tortuoso para que podamos realmente sentir su
Divina Providencia omnipotente”.
“Entre
las filosofías confucianas y el estudio de Zhu Zi y justo a través de él conocí
a Santo Tomás de Aquino y gracias a este último la Verdad divina y santa de la
Iglesia. Para más, el respeto que el catolicismo muestra hacia la tradición y
los santos, su profundo compromiso crítico hacia la modernidad, el ejemplo de
misericordia dado por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, todo esto estaba
en perfecta sintonía con mis experiencias y lo que había estudiado
precedentemente y ejercitó una profunda satisfacción sobre mí”, afirmó.
Un
interés que fue superficial porque, según explica, era “una preparación a la
gracia de la fe que Dios nos dona, a la llamada a la conversión a Él”.
“Al
inicio no lograba entender esto, pero trataba de fundir la tradición del
catolicismo con la tradición china a través de mis esfuerzos. Tales intentos me
provocaron sufrimientos y al final se revelaron vanos. No obstante los puntos
en común entre las dos tradiciones, hay diferencias insuperables que, una vez
aplicadas a la vida cotidiana, nos podrían poner en contradicción, generando
confusión”, explicó.
Sin
embargo, explica que tan sólo al final logro entender que lo que el Señor le
pedía no era “integrar o fundir los dos sistemas, sino más bien, obedecerle; no
obligarme según mi voluntad personal y efectuar una transformación total, pero
aprendiendo a ser humilde, dejando que sea Dios que me conduzca en este bosque
que es la vida”.
Además
subraya que a pesar de todo, “las dificultades espirituales tienen igualmente
su lado positivo, probablemente esto es que el hombre moderno, nacido en otra
tradición, debe enfrentar cuando se quiere avecinar a Dios, como si fuese un
prueba”.
Su
proceso de conversión continuó a través de varios encuentros de amistad y en su
familia. “A través de estos eventos, el Señor se reveló aún más a mí: es el
conocimiento de este Dios que se anonadó por amor, que el hombre profundiza el
propio conocimiento del prójimo, amándolo y el yo pobre”, aseguró a Asia News.
Y
aseguró que “Dios se revela en los contactos y en las relaciones entre las
personas”.
Sin
embargo, a esto siguió un tiempo de larga espera porque no se sentía listo para
dar el paso de la conversión, pero el Señor “de nuevo puso en movimiento” su
vida a través de un “hermano” con el que comenzó un grupo de lectura compartida
del libro “Catolicismo” de Henri De Lubac.
“Gracias
a esta experiencia adquirí un conocimiento más profundo acerca de la comunión
en Dios y después de unos eventos maravillosos, este año, finalmente recibí el
bautismo en la solemnidad de la Asunción de María”, aseguró.
Finalmente,
después de una larga reflexión y haber consultado con su padre espiritual
decidió tener como nombre de bautismo Francisco Paolo.
Según
explica esta decisión estuvo fundamentada en el “sentimiento particular” que
tiene hacia la orden franciscana. “La pobreza espiritual de la orden
franciscana es a su vez el carisma que persigo en mi vida cotidiana: es
necesario que el hombre se vacíe, para que el Espíritu Santo pueda entrar en
nosotros”, explicó.
Y
aunque “fue santo Tomás de Aquino quien me hizo entrar en contacto con la
verdad del catolicismo, mi teólogo preferido en cambio es san Buenaventura”.
“Por
otro lado en cuanto hombre moderno, a través del Medievo, quisiera llegar
directamente a la época de los Apóstoles, viviendo en esta tradición viva. Por
esto elegí Paolo como segundo nombre”.
Aunque
asegura que quizás por temperamento podría estar más cerca de Juan, “los modos
apasionados de Paolo desarrollan una función complementaria”.
Por
eso pidió también “que la pasión misionera de Paolo pueda encenderme,
ayudándome a proclamar el Evangelio de Cristo en tierra china, según mis
posibilidades”.
Fuente:
ACI Prensa






