El
Papa Francisco subrayó que para que una vida cristiana sea verdaderamente
fecunda debe seguir los pasos de Cristo, quien “se humilló a sí mismo hasta la
muerte en la Cruz”
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| El Papa Francisco. Foto: Vatican Media |
El
Pontífice hizo esta afirmación en un mensaje que envió a las Franciscanas
Mínimas del Sagrado Corazón este sábado 8 de agosto con motivo de la apertura
del Año Jubilar para conmemorar el centenario de la muerte de su fundadora, la
Beata María Margarita Caini, que se celebrará el 8 de agosto de 2021.
El
Papa se detuvo a reflexionar sobre el nombre del Instituto y comenzó con la
palabra “Mínimas” con la que con frecuencia la Madre Caiani se refería a sus
hijas. Con ese término “quiso poner de relieve cómo debe ser el estilo de
vuestra vida”, señaló Francisco dirigiéndose a las religiosas: “El estilo de la
pequeñez”.
A
ello se le suma la pertenencia de las religiosas a la “gran familia
franciscana”. “Os habéis situado en la escuela de San Francisco para seguir
mejor al Señor, que primero se hizo pequeño, eligió esta vía, la de humillarse
a sí mismo y humillarse hasta la muerte en la Cruz”.
Franciscanas,
Mínimas y del Sagrado Corazón. La razón de esta última denominación se
encuentra en la voluntad de “enraizarse en la fuente de la Caridad”, enfatizó
el Santo Padre.
“El
amor que Jesús tiene por nosotros no deslumbra con grandes efectos especiales
que rápidamente desaparecen, sino que es un amor concreto y fiel hecho de
cercanía, de gestos que realzan y que dan dignidad y confianza”.
“Podemos
amar con el Corazón de Jesús”, afirmó el Papa Francisco, “con gestos ricos de
ternura. Y el primer lugar donde vivir este amor simple y concreto es vuestra
comunidad religiosa”.
Esta
expresión, “del Sagrado Corazón”, no es sólo un complemento, sino que dice
mucho más: habla de una pertenencia. El Señor nos ha donado la vida, nos ha
engendrado a la fe y nos ha llamado a él en la vida consagrada atrayéndonos a
su Corazón”.
La
pertenencia al Sagrado Corazón de Jesús “se manifiesta de modo particular en la
oración”, aseguró el Papa Francisco. “Toda nuestra vida está llamada, con la
gracia del Espíritu, a convertirse en oración”.
Por
ello, “debemos permitir al Señor que permanezca unido siempre a nosotros. Así,
Él nos transforma, día tras día, haciendo que nuestro corazón sea cada vez más
parecido al suyo”.
Finalmente,
el Papa Francisco destacó la gran labor misionera que realizan las Franciscanas
Mínimas del Sagrado Corazón en Italia, pero también en Brasil, en Egipto, en
Sri Lanka y en la ciudad palestina de Belén.
Fuente:
ACI Prensa






