Instituido
por las Naciones Unidas
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| El Papa Francisco en el Parlamento Europeo (C) Vatican News |
Este
15 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Democracia, instituido
por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 8 de noviembre de 2007. El Papa Francisco asegura
que “no hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza”.
Este
año, concretamente se enmarca en una crisis mundial sin precedentes causada por
la pandemia ha generado importantes desafíos sociales, políticos y legales a
nivel mundial. De ahí, la importancia de que los estados, a medida que adoptan
medidas de emergencia para abordar la crisis, “sigan defendiendo el estado de
derecho, protegiendo y respetando las normas internacionales y los principios
básicos de legalidad, así como el derecho a acceder a la justicia, los recursos
y los procesos en curso”.
Así
lo ratificó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en unas
declaraciones en las que instaba a los gobiernos a ser transparentes,
receptivos y responsables en su respuesta a la COVID-19 para garantizar que
cualquier medida de emergencia fuera legal, proporcionada, necesaria y no
discriminatoria.
“La
mejor respuesta es aquella que responde proporcionalmente a las amenazas
inmediatas mientras protege los derechos humanos y el estado de derecho”,
explicó hace unos meses coincidiento con la publicación de un informe de la ONU
sobre los Derechos Humanos durante la COVID-19.
¿Qué dice el Papa de la
democracia?
El
Papa Francisco afirmó el 4 de junio de 2019 que “no
hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la
inequidad”, durante un discurso que ofreció con motivo de la clausura de la
Cumbre Panamericana de Jueces sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana,
celebrada en el Vaticano.
“Un
sistema político-económico, para su sano desarrollo, necesita garantizar que la
democracia no sea sólo nominal, sino que pueda verse plasmada en acciones
concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la lógica del
bien común, en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial por los
pobres”, argumentó Jorge Bergoglio.
“Ello
exige los esfuerzos de las máximas autoridades, y por cierto del poder
judicial, para reducir la distancia entre el reconocimiento jurídico y la
práctica del mismo”, añadió.
Rosa
Die Alcolea
Fuente:
Zenit






