12 Lunes. Bienaventurada Virgen María del Pilar

Comentario
La expresión de la mujer es como una brisa llena de
gozo que cruza todas las escenas y que expresan toda la belleza que ella ha
captado de toda la persona de Jesús. ¿No podemos imaginar su rostro risueño,
radiante de luz por la cautivadora belleza del Nazareno? ¿No podemos percibir a
la vez la mirada de Jesús mirando con rostro alegre e iluminado mientras le
responde a la mujer con una doble bienaventuranza: «Dichosos más
bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan.»?
Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la
guardan: Escuchar la palabra de Dios es como el
tema principal, sinfonía grandiosa que abarca toda la historia de la humanidad.
No nombró a la mujer que lo llevó en su seno y lo crió
a sus pechos, no. Sin embargo, todo hace pensar que quizás sí se refería
a ella, a esa mujer que lo acogió en su corazón y en su fe inquebrantable en el
Dios de Abrahán, de Isaac y Jacob, al que ella le abrió su vida y su ser para
que obrara en ella según el poder de su palabra…. ¿Qué tiene su
palabra? Nada puede resistir a su voz. Hace todo cuanto dice.Ella así lo
había aprendido escuchando en la sinagoga la palabra de Dios. Ella lo sabía y lo
creía, y se lo comunicó a Gabriel emisario de Dios: Hágase en mí según tu
palabra. Según la palabra del que te ha enviado.
Ella acogió la palabra haciéndola carne y vida de su
vida. La escuchó, la contempló creciendo, la guardó rumiándola toda su vida, hasta
en las horas más negras y dolorosas, creyó con el poder del que la guardaba a
su sombra. No puso condiciones, sino que abrió su ser para que en ella mostrara
su omnipotente poder, el designio salvador de su corazón.
Fuente: www.dominicos.org