En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas.
Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda,
para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al
llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar
a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los
encuentra así, bienaventurados ellos».
PALABRAS DEL SANTO PADRE
"Y podemos hacernos la pregunta: ¿Vigilo sobre mí,
sobre mi corazón, sobre mis sentimientos, sobre mis pensamientos? ¿Guardo el
tesoro de la gracia? ¿Mantengo la vida en el Espíritu Santo en mí? ¿O me quedo
así, seguro, creyendo que todo está bien?' Pero si no vigilas, viene el que es
más fuerte que tú. Pero si alguien más fuerte que tú viene y te vence, te
arranca las armas en las que confiabas y reparte el botín. ¡La vigilancia!
Vigilancia sobre nuestro corazón, porque el diablo es astuto. ¡Nunca es expulsado
para siempre! Sólo en el último día será vencido definitivamente". (Santa
Marta 11 de octubre de 2013)
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