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Beatificación de Carlo Acutis (C) Vatican Media |
Carlo Acutis fue un joven
italiano de 15 años, que murió en 2006 ofreciendo todos sus sufrimientos por la
Iglesia y por el Papa.
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La actualidad del beato Carlo
Acutis está fuera de duda. Su vida y su mensaje suponen una bocanada de aire
fresco para la Iglesia, pues confirman lo que afirmó hace años Benedicto XVI:
“la Iglesia está viva y es joven”. En efecto, la finalidad de la Iglesia es la
santidad, y las nuevas generaciones, los millennials han tomado la
estafeta y han alcanzado la santidad. Carlo Acutis, beatificado este 10 de
octubre, es el primer ejemplo de ello.
Ser patrono de internet tiene
esas dos facetas complementarias: usarlo para el bien, evitar servirse de él para
el mal. Lo segundo es mucho más difícil que lo primero, pues los buenos deseos
son bastante generalizados, gracias a Dios el hombre es más bueno muchas veces
de lo que suponemos. Pero también es furiosamente frágil, e internet y sus
seducciones suelen apelar a esta debilidad. La coherencia en el uso de las
redes sociales y el ciberespacio en general es una de las palestras donde más
se ejercitan las virtudes cardinales de la fortaleza y la templanza, y sólo es
posible hacerlo si uno actúa movido por una ardiente caridad.
Eso fue lo que hizo Carlo Acutis,
lanzarse vehementemente al ciberespacio, pero con el deseo de redimirlo, de
convertirlo en un instrumento de evangelización y de servicio. Como todas las
personas estuvo tentado de darle un mal uso, pero fue más fuerte su amor.
Encontró en su vocación informática una manera excelente de servir a Dios, de
amarlo a Él y al prójimo, de forma que tenía el alma y el corazón llenos, sin
espacio para las tristes compensaciones sensuales que ofrece la red. Mostró así,
prácticamente, una idea muy querida por san Josemaría: “la vocación humana es
parte, y una parte importante, de nuestra vocación divina”.
En efecto, el nuevo beato encarnó
muy bien lo que predicaba “el santo de lo ordinario” (como calificó san Juan Pablo
II a san Josemaría), que el secreto de la santidad está en “vivir santamente la
vida ordinaria”, en “hacer endecasílabo de la prosa de cada día”. La madre del
beato Carlo Acutis señala, en una entrevista que “Carlo vivía lo ordinario en
forma extraordinaria; lograba transformar lo ordinario en extraordinario”. Esta
buena mujer captó muy bien la síntesis de la santidad de vida, que es accesible
y heroica a la vez.
Ahora bien, ¿cómo fue eso
posible? ¿Cómo es que un influencer llegó a las cimas de la unión con
Dios?, ¿cómo alguien inmerso en el mundo digital no fue presa de los vicios que
suelen acompañar oscuramente a ese mundo? La santidad no se improvisa, si Carlo
Acutis pudo preservar limpia su alma en medio de ese mundo plagado de
incitaciones es porque tenía una gran riqueza interior, tenía el corazón y el
alma llenos, no las necesitaba.
El beato Carlo Acutis nunca usó
el internet para algo malo gracias a la rica vida espiritual que tenía, la cual
no improvisó. ¿Cuál era su secreto? Su plan de vida espiritual; el mismo
remedio ofrecido por san Josemaría para vivir santamente en medio de un mundo
herido por el pecado. Las normas o reglas de vida que vivía el nuevo beato son
asequibles a todos: comunión y rosario diarios, confesión semanal. Todo ello
unido al hecho de ser buen estudiante –según testimonian sus profesores-, buen
amigo –como lo confirman sus compañeros-, y tener una preocupación por la gente
necesitada, que le llevaba a utilizar su tiempo libre sirviendo en una
catequesis y en un comedor para inmigrantes. Porque tenía la vida llena de amor
a Dios y al prójimo podía navegar incólume por el ciber-espacio y utilizarlo
como instrumento de evangelización. Su ejemplo es vivo, cercano, accesible,
necesario para todos los que aspiramos a ser influencers de Dios.
Mario Arroyo Martínez
Fuente: Zenit