20 Viernes de la semana XXXIII del Tiempo Ordinario
Aquel día, Jesús entró en el
templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles:
“Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en
cueva de ladrones”.
Jesús enseñaba todos los días en
el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del
pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el
pueblo estaba pendiente de sus palabras.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
"Jesús expulsa del Templo no
a los sacerdotes y a los escribas cómplices; expulsa a los que hacían negocios,
a los comerciantes del Templo. El Evangelio es muy fuerte. Dice: 'Los jefes de
los sacerdotes y los escribas trataron de hacer morir a Jesús y también los
jefes del pueblo. Pero no sabían qué hacer porque toda la gente estaba
pendiente de sus labios para escucharlo'. La fuerza de Jesús es su palabra, su
testimonio, su amor. Y donde está Jesús, no hay lugar para la mundanidad, no
hay lugar para la corrupción! También hoy, esta es la lucha de cada uno de
nosotros, esta es la lucha diaria de la Iglesia, que está llamada a estar
siempre con Jesús. Y los cristianos deben estar siempre pendientes de sus
labios, para escuchar su palabra sin buscar seguridad en otro señor, pues 'no
se puede servir a dos señores: o a Dios o a las riquezas, o a Dios o al
poder'." (Santa Marta 20 de noviembre de 2015)
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