Un año después de ‘Renacidos’
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| Javier Rebollo (C) Javier Rebollo |
Llevaba años privado de los sentidos del olfato y el gusto,
pero tras besar un mitón del fraile capuchino percibió de repente un aroma
floral y desde aquel mismo instante distingue ya los olores y saborea los
alimentos. Pero ese no fue para él el gran milagro, sino su acercamiento a
Dios.
Hace justo un año que se estrenó Renacidos, la
película del Padre Pío que sigue removiendo miles de corazones en todo el
mundo, ahora a través del DVD y del libro del film, editado por Nueva Eva.
zenit ha querido saber cómo siguen hoy los “renacidos” que aportan su testimonio en la película,
ahora con esta entrevista a Javier Rebollo.
***
zenit: ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que conoces al Padre Pío?
Javier Rebollo: El Padre Pío no ha cambiado mi vida, la
ha revolucionado. Lo tengo presente en mi día a día para que me ayude en el
camino que debo seguir cumpliendo la voluntad de Dios. He perdido el miedo a
los problemas que puedan surgir. Él me ha enseñado a dejar todo en manos de
Dios. Antes de conocerle, vivía la fe como una ley que debía cumplir. Ahora la
vivo de modo muy diferente y tengo presente a Dios en cada momento de mi vida.
Cuando amas a Dios de una forma tan fuerte, deseas compartirlo con los demás.
Es como hallar un tesoro y anhelar que los demás lo descubran.
zenit: ¿Qué les dirías a quienes no conocen todavía al
Padre Pío?
Javier Rebollo: ¡Por supuesto que el Padre Pío es un
santo para los jóvenes! Es un santo que no pasa de moda y su cercanía y ejemplo
son guía para jóvenes, mayores, niños… Cualquier edad es buena para tener
al Padre Pío cerca. Sería increíble que todo el mundo pudiese tener presente a
Dios en el centro de su vida, como lo tuvo el Padre Pío desde niño. Es un claro
ejemplo de Amor a Dios, con mayúsculas. No es fácil el camino, pero él lo
recorrió aceptando las adversidades.
zenit: ¿Qué reacciones has recibido sobre la película
en tu entorno, estrenada hace justo un año? ¿Ha habido alguna conversión o
acercamiento a Dios?
Javier Rebollo: La verdad es que casi nadie conocía mi
testimonio y me han preguntado muchos por él desde entonces. Pero como siempre
digo, lo que me sucedió no es lo importante, sino el amor incondicional que
sentí hacia Dios. Y fue aún más especial sentir cómo Dios ha tenido siempre las
puertas abiertas para mí. Es una relación entre Él y yo. Las personas se quedan
con el milagro físico, con el hecho de que yo recuperase de repente los
sentidos del olfato y el gusto después de tantos años, sin llegar a plantearse
que esta es sólo la herramienta que Dios ha empleado conmigo para que me
enamore de Él. ¡Este es el gran milagro!
zenit: ¿Qué supuso para ti participar en una película
del Padre Pío?
Javier Rebollo: Pues la verdad es que soy bastante
vergonzoso, pero caí en la cuenta de que si Dios me había mostrado todo su
amor, esta era una forma de demostrarle que podía contar conmigo. Dios me ayudó
a superar mi timidez y a transformarla en una oportunidad para servir de
puente y acercar a Dios a las personas dispuestas a dejarlo entrar en sus
vidas.
zenit: ¿Cómo te ayuda el Padre Pío en estos tiempos tan
duros de pandemia?
Javier Rebollo: La pandemia me ha hecho valorar más los
cincuenta años que vivió el Padre Pío con los estigmas de Jesús. Eso fue un
verdadero sufrimiento y él lo llevó con alegría y en silencio. Lo que estamos
viviendo hoy es duro, pero la vida del Padre Pío nos recuerda que todo puede
ser una oportunidad aprovechable y que en nuestras debilidades Dios nos hace
más fuertes. Debemos seguir luchando, como lo hicieron Jesús y el Padre
Pío. Para mí son un claro ejemplo de cómo afrontar el día a día en este
tiempo tan complicado, sin olvidar que la misión principal del ser humano es
Vivir, con mayúscula.
Redacción Zenit






