No es absolutamente ninguna teoría de conspiración decir que la masonería tiene un fuerte poder político sobre la sociedad. Hay pruebas sólidas
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| Foto referencial. Crédito: Unsplash |
El National
Catholic Register entrevistó en 2020 al arquitecto Serge Abad
Gallardo, de 66 años, que durante su juventud se unió a la masonería con la
convicción de contribuir a hacer del mundo un lugar mejor. Sin embargo, 24 años
después, regresó a la Iglesia Católica convencido de que había estado sirviendo
a la causa equivocada y, sobre todo, al maestro equivocado.
Desde entonces, ha dedicado su tiempo a compartir su larga
experiencia en la masonería, informando en toda Francia sobre los mecanismos y
peligros potenciales de dicha institución.
Cuando se le preguntó si los masones realmente se encuentran
en el origen de leyes sociales como las de aborto, eutanasia o “matrimonio”
entre personas del mismo sexo, lo admitió.
“No es absolutamente ninguna teoría de conspiración decir
que la masonería tiene un fuerte poder político sobre la sociedad. Hay pruebas
sólidas. En Francia, por ejemplo, la ley que permite la píldora
anticonceptiva (1967) fue iniciada por Lucien Neuwirth, que era masón.
Además, la ley francesa sobre el aborto (1975) fue promovida por Simone Veil.
No sé si ella misma era masón, pero al menos abiertamente estaba muy cerca de
los ideales masónicos ya que recibió vibrantes tributos de
las más grandes logias masónicas francesas a su muerte en 2017”, relató Abad.
Además, Abad dijo que “el primer político que intentó
introducir la legalización de la eutanasia en Francia fue el masón y senador
francés Henri Caillavet en 1978”.
“Del mismo modo, la ley
del “matrimonio” entre personas del mismo sexo (2013) fue promovida
por la política francesa Christiane Taubira, a quien conocí en Guyana, donde
trabajé durante algunos años, y que es francmasona”, agregó.
Abad afirma que en su último libro publicado en 2019, “Secret
maçonnique ou verité catholique” (Secreto masónico o verdad católica), da
cifras de la cantidad de masones que integran el Senado y la Asamblea Nacional
de Francia.
“Los masones representan alrededor del 0.03% de la población
francesa y, sin embargo, el 35% de los diputados y senadores de Francia son
masones. Es 120 veces más probable que un masón se convierta en diputado o
senador que alguien que no lo es”, explicó.
También contó sobre la existencia de la llamada “Fraternelle
parlementaire”, una organización informal que reúne a funcionarios electos en
los niveles políticos más altos. “Son de todas las ramas masónicas, incluidas
algunas que no son necesariamente aliadas. La Fraternelle está
presidida sucesivamente por personas de izquierda y derecha. No es casualidad
que los ciudadanos franceses ya no sepan a quién votar”, comentó Abad.
Luego, recordó que el expresidente de esta asociación,
Bernard Saugey, senador de los republicanos –partido político de centroderecha
y al que calificó de “francmasón”–, dijo una
vez: “Si desempeño bien mi papel, los parlamentarios de izquierda y derecha
votarán juntos sobre problemas sociales”.
Abad, comentó al respecto: “Y ahora tenemos una nueva prueba
de eso, con la ley sobre reproducción médicamente asistida (recientemente
aprobada por el Senado, aunque predominantemente conservadora)”.
“Una solución a esta grave amenaza para la democracia sería
abolir el secreto y obligar a los políticos a decir públicamente que son
masones. Al menos los ciudadanos sabrían claramente a quién votan”, aconseja el
exmasón.
En otro momento de la entrevista, cuando se le preguntó por
qué el catolicismo es incompatible con la masonería, Abad respondió que no se
puede pensar “en un Dios que se hizo carne” y “murió en la cruz para
salvarnos”, y por otro lado “considerar, como creen los masones, que Dios es
algo abstracto, una fuerza indefinida llamada El Gran Arquitecto del Universo,
que es similar a una fuerza cósmica, a una especie de naturalismo”.
“Esas dos cosas son doctrinalmente demasiado diferentes para
ser compatibles. Algunos masones creen en el Dios cristiano y piensan que es
compatible con su actividad masónica, pero es un error teológico profundo”,
señaló.
También indicó que existe una segunda incompatibilidad
fundamental: “No se puede buscar la verdad a través del esoterismo, recurriendo
a rituales y procesos ‘mágicos’, a algunos elementos cósmicos que no son
necesariamente divinos, y al mismo tiempo recurriendo al poder de Dios para
caminar hacia la Verdad”.
“Estos son dos caminos muy incompatibles y opuestos. Tal
conflicto es cierto para la masonería mundial, incluida la que se encuentra en
América o Europa”, acotó.
Más adelante, comentó la relación que existe entre el
demonio y las organizaciones masónicas.
“Un día, cuando era oficial en la logia de Le Droit
Humain, escuché un ritual de primer grado que nunca antes había escuchado y que
rinde homenaje a Lucifer. También es parte del rito escocés antiguo y aceptado.
Escuché al venerable maestro decir: ‘Debemos agradecer a Lucifer por traer luz
a los hombres’, etc. Me sorprendió bastante”, contó.
Abad explica que aquel ritual, y la masonería en general,
“consideran que las religiones, y el catolicismo en particular, ocultan la
verdad a los creyentes y se la guardan para sí mismos, mientras que la
masonería proporciona claves a los seres humanos para que puedan liberarse por
completo”.
“Además, en mis dos últimos libros, cité extractos de un
documento que es accesible solo para miembros de alto grado, por lo que las
llamadas ‘logias azules’ [que reúnen a los nuevos miembros] no tienen acceso a
él. Está tomado de Paroles Plurielles,
una publicación emitida por mi orden masónica, en la que se compilan los
mejores textos escritos sobre temas sociales o rituales masónicos y que se
exhiben en las logias. En este documento de tres o cuatro páginas, hay un texto
que alaba la transgresión, y el que lo permitió: Lucifer. Vale la pena señalar
que los masones generalmente mencionan a Lucifer en lugar de Satanás”, añadió
el exmasón.
Además de su libro más reciente, publicado en 2019, Abad ha
ayudado a difundir su mensaje sobre la masonería con otros dos libros, entre
los que se incluyen Je
servais Lucifer sans le savoir (Estaba sirviendo a Lucifer sin
saberlo, del 2016) y La
Franc-maçonnerie démasquée (Exponiendo la masonería, de 2017).
Su último trabajo, Secret
maçonnique ou verité catholique, aborda el secreto en la masonería,
especialmente sus consecuencias en las sociedades y la democracia.
El Código de Derecho Canónico de 1983 advierte en su canon
1374 que “quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia
debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación
ha de ser castigado con entredicho”.
Fuente: ACI Prensa






