El Papa Francisco invitó a imitar a San Alfonso María de Ligorio, patrono de los confesores y de los moralistas, para anunciar el Evangelio en defensa de la vida
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| Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa. San Alfonso María de Ligorio. Crédito: Dominio Público |
“Los
invito, como hizo San Alfonso, a salir al encuentro de los hermanos y hermanas
frágiles de nuestra sociedad. Esto implica el desarrollo de una reflexión
teológico - moral y de una acción pastoral, capaz de comprometerse con el bien
común, que tiene su raíz en el anuncio del kerigma, que tiene una
palabra decisiva en defensa de la vida, para la creación y la fraternidad”.
Así lo indicó el Santo Padre en
un mensaje escrito para recordar que hace 150 años, el 23 de marzo de 1871, el
Papa Pío IX proclamó Doctor de la Iglesia a San Alfonso María de Ligorio,
patrono de los confesores y moralistas.
San Alfonso “maestro y patrono de
confesores y moralistas, ofreció respuestas constructivas a los desafíos de la
sociedad de su tiempo, a través de la evangelización popular, indicando un
estilo de teología moral capaz de conjugar las exigencias del Evangelio y las
fragilidades humanas”, dijo el Papa.
En su mensaje, el Santo Padre
destacó que San Alfonso María de Ligorio es “modelo para toda la Iglesia en
salida misionera, que indica todavía con vigor el camino principal para acercar
las conciencias al rostro acogedor del Padre, porque la salvación que Dios nos
ofrece es obra de su misericordia”.
Por ello, el Papa invitó a los
teólogos morales, a los misioneros y a los confesores a seguir el ejemplo de
San Alfonso para “entrar en una relación viva con los miembros del pueblo de
Dios y a mirar la existencia desde su perspectiva, para comprender las dificultades
reales que encuentran y ayudar a curar sus heridas”.
El Pontífice subrayó que “el
radicalismo evangélico no va contrapuesto a la debilidad del hombre” por lo que
“siempre es necesario encontrar el camino que no aleje, sino que acerque los
corazones a Dios, como hizo Alfonso con su enseñanza espiritual y moral”.
Entre los desafíos que enfrenta
la sociedad actual, el Santo Padre destacó “la pandemia y el trabajo en el
mundo post-Covid, el cuidado que se debe garantizar a todos, la defensa de la vida,
las aportaciones que surgen de la inteligencia artificial, la protección de la
creación, la amenaza antidemocrática y la urgencia de la fraternidad”.
“Como San Alfonso, estamos
llamados a salir al encuentro de la gente como comunidad apostólica que sigue
al Redentor entre los abandonados. Este salir al encuentro de los que no tienen
auxilio espiritual ayuda a superar la ética individualista y a promover
una madurez moral capaz de elegir el verdadero bien”, afirmó.
En este sentido, el Santo Padre
señaló que “la formación de las conciencias para el bien se presenta como una
meta indispensable para todo cristiano” y añadió que “formando conciencias
responsables y misericordiosas tendremos una Iglesia adulta capaz de responder
constructivamente a las fragilidades sociales, con vistas al reino de los
cielos”.
“Siguiendo el ejemplo del Santo
Doctor, los invito a abordar seriamente en el plano de la teología moral el
grito de Dios preguntándonos a todos: ‘¿Dónde está tu hermano?’ ¿Dónde está tu
hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller
clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para
mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido
formalizado?”, advirtió.
De este modo, el Santo Padre citó
varias veces su primer documento magisterial, la exhortación
apostólica Evangelii Gaudium para destacar que la teología
propuesta por San Alfonso “nace de la escucha y la acogida de la fragilidad de
los hombres y mujeres más abandonados espiritualmente”.
“La experiencia misionera en las
periferias existenciales de su tiempo, la búsqueda de los alejados y la escucha
de las confesiones, la fundación y guía de la naciente Congregación del
Santísimo Redentor, así como las responsabilidades como obispo de una Iglesia
particular, le llevan a convertirse en padre y maestro de misericordia”, afirmó
el Papa.
El Santo Padre agregó que San
Alfonso no se detuvo “en la formulación teórica de los principios, sino que se
dejó interpelar por la vida misma” por lo que fue “abogado de los últimos, los
frágiles y los descartados por la sociedad de su tiempo” y este camino lo
condujo “a la opción decisiva de ponerse al servicio de las conciencias que
buscan, incluso entre mil dificultades, el bien, porque son fieles a la llamada
de Dios a la santidad”.
De este modo, el Papa indicó que
“la teología moral no puede reflexionar solo sobre la formulación de
principios, de normas” porque “el conocimiento de los principios teóricos por
sí solo, como nos recuerda el mismo San Alfonso, no es suficiente para
acompañar y sostener las conciencias en el discernimiento del bien a realizar”.
“Es necesario que el conocimiento
se haga práctico a través de la escucha y la acogida de los últimos, los
frágiles y los que la sociedad considera como un descarte”, pidió el Papa.
Por último, en este especial
aniversario, el Santo Padre animó a la Congregación del Santísimo Redentor y a
la Pontificia Academia Alfonsiana, como su expresión y centro de alta formación
teológica y apostólica, “a entablar un diálogo constructivo con todas las
instancias procedentes de todas las culturas, para buscar respuestas
apostólicas, morales y espirituales a favor de la fragilidad humana”.
“Que San Alfonso María de Ligorio
y la Virgen del Perpetuo Socorro sean siempre sus compañeros de viaje”,
concluyó el Papa.
Por Mercedes
de la Torre
Fuente: ACI Prensa






