1 – Marzo. Lunes de la II semana de Cuaresma
Evangelio según Lucas 6,
36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a
vosotros».
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Pero me pregunto: ¿Las palabras
de Jesús son realistas? ¿Es verdaderamente posible amar como ama Dios y ser
misericordiosos como Él? Si observamos la historia de la salvación, vemos que
toda la revelación de Dios es un incesante e incansable amor por los hombres:
Dios es como un padre o como una madre que ama con amor infinito y lo derrama
con generosidad sobre cada criatura. La muerte de Jesús en la cruz es la
culminación de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor tan grande
que sólo Dios puede realizarlo. Es evidente que, comparado con este amor que no
tiene medidas, nuestro amor siempre será insuficiente. Pero, cuando Jesús nos
pide que seamos misericordiosos como el Padre, ¡no piensa en la cantidad! Él
pide a sus discípulos convertirse en signo, canales, testigos de su
misericordia. AUDIENCIA GENERAL 21 de septiembre de 2016
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