5 – Marzo.
Viernes de la II semana de Cuaresma
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta
parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una
cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la
alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el
tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a
los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno,
mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en
mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último,
les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando
los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a
matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del
viñedo y lo mataron.
Ahora díganme:
Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le
respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a
otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús
les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon
los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un
prodigio admirable?
Por esta razón
les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un
pueblo que produzca sus frutos”.
Al oír estas
palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía
por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era
tenido por un profeta.
PALABRAS DEL
SANTO PADRE
Con esta dura
parábola, Jesús pone a sus interlocutores frente a su responsabilidad, y lo
hace con extrema claridad. Pero no pensemos que esta advertencia valga
solamente para los que rechazaron a Jesús en aquella época. Vale para todos los
tiempos, incluido el nuestro. También hoy Dios espera los frutos de su viña de
aquellos que ha enviado a trabajar en ella. A todos nosotros. [...] La viña es
del Señor, no nuestra. La autoridad es un servicio, y como tal debe ser
ejercida, para el bien de todos y para la difusión del Evangelio. ÁNGELUS
4 de octubre de 2020
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