Ante el problema de la desigualdad social, afirma, en la inauguración de la Asamblea Plenaria de la CEE, que «no es momento para disputas inertes entre partidos políticos» ni para «soluciones fáciles y populistas»
El
cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal
Española (CEE), Juan José Omella, ha lanzado este lunes un mensaje a la clase
política española –embarcada en la recién estrenada campaña electoral
madrileña– en el que le pide que supere «el vaivén de intereses electorales
cortoplacistas» y proponga las «reformas estructurales» necesarias para dar
respuesta al «grave problema de la desigualdad social», agravado por la
pandemia.
«No es momento para disputas
inertes entre partidos políticos, no es tiempo para soluciones fáciles y
populistas a problemas graves, no es momento de defender intereses
particulares. Ahora es el momento para la verdadera política. […]. La política
está llamada ahora a servir más que nunca y a olvidarse de la consecución de
intereses partidistas o su imposición ideológica aprovechando la crisis
humanitaria y social que padecemos», ha añadido.
«La Iglesia no es una una
empresa, ni un partido político, ni un grupo de presión social, ni se
identifica con ninguna ideología»
«La Iglesia, a diferencia de los
países o de las grandes multinacionales, no tiene otro interés que promover el
bien común, la fraternidad universal y anunciar el Evangelio de Jesucristo», ha
añadido Omella.
Por ello, entre otras cosas,
tiene la libertad para reclamar que la vacunación frente a la COVID-19 llegue a
todos: «Así como el virus no ha hecho diferencias y ha afectado a toda la
humanidad, es de desear que también la vacuna sea un bien común que se
distribuya a todos por igual y no sea una propiedad privada de unos pocos, sin
hacer diferencias entre países ricos y países pobres».
Retos pastorales de la Iglesia
En clave interna, el purpurado ha
detallado algunos de los retos que la Iglesia va a enfrentar en los próximos
años: las familias necesitadas, los ancianos, los jóvenes, los migrantes y la
ecología integral. Toda una declaración de intenciones, pues los obispos están
preparando las líneas que marcarán la acción pastoral de la Conferencia
Episcopal para los próximos cinco años.
En materia de pastoral familiar,
inmersos en el año Amoris Laetitia, los obispos, ha dicho Omella, quieren
«dar protagonismo a las familias en la acción de la Iglesia.
Al hablar sobre los ancianos, ha
mostrado su sorpresa por la aprobación de la ley de eutanasia que, en su
opinión, «ha supuesto un fuerte contraste con la sensibilidad social por el
cuidado de las personas mayores y enfermas». Y ha añadido: «Apostamos por una
cura integral de las personas que trabaje todas sus dimensiones: corporal,
espiritual, relacional y psicológica. No dejaremos nunca de repetir que no hay
enfermos incuidables aunque sean incurables».
En este sentido, ha reclamado que
se aseguren «unos dignos cuidados paliativos», así como las ayudas económicas
para las personas dependientes. «En estos momentos, esto sí es una prioridad»,
ha agregado.
También ha recalcado la necesidad
de que la Iglesia se acerque y acompañe a los jóvenes humana y espiritualmente,
y siga liderando el trabajo con las personas migrantes y la denuncia de su
situación. Lo mismo que en el ámbito de la ecología integral y de la promoción
de una economía más humana.
La sinodalidad como respuesta
Para el presidente del
Episcopado, la respuesta a todas estas realidades pasa por una Iglesia más
sinodal y, por tanto, por la renovación de las estructuras de la Conferencia
Episcopal Española –concretada en la renovación de sus estatutos–, la
participación de los laicos, una nueva catequesis –«ya no vivimos en una cultura
inspirada por la fe», ha apuntado el purpurado–, la pastoral vocacional o el
diálogo dentro y fuera de la Iglesia.
Al hablar de las vocaciones y de
los planes de formación de los futuros sacerdotes, Omella se ha referido a la
prevención del clericalismo y de futuros abusos, ya sean sexuales, de
conciencia o de poder. «El compromiso de la Iglesia en este punto es
incuestionable con las nuevas normas de imputabilidad y la progresiva creación
de oficinas para la protección de menores en todas las diócesis», ha subrayado.
Fran Otero
Fuente: Alfa y Omega






