"La alegría sacerdotal es la fuente de su acción como misioneros de su tiempo"
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| Audiencia del Papa a la comunidad sacerdotal de San Luís de los Franceses |
En
el año dedicado a San José, el Papa Francisco invitó a la comunidad sacerdotal
de San Luis de los Franceses de Roma a “redescubrir el rostro de este hombre de
fe, de este padre tierno, modelo de fidelidad y de abandono confiado en el
proyecto de Dios”. Y pidió “que los sacerdotes sean servidores, no curas
superman con sueños de grandeza”
Al recibir esta mañana a la comunidad
sacerdotal de San Luis de los Franceses de Roma, el Papa Francisco agradeció a
su Rector, Monseñor Laurent Bréguet, las amables palabras que pronunció en
nombre de los presentes. A todos ellos, el Santo Padre les dijo que “en una sociedad
marcada por el individualismo, la autoafirmación y la indiferencia, ustedes
hacen la experiencia de vivir juntos con sus desafíos diarios”. Y añadió:
Fraternidad variegada y solidaria en el corazón de Roma
Su casa, situada en el corazón de Roma,
con su testimonio de vida, puede comunicar a las personas que la frecuentan los
valores evangélicos de una fraternidad variegada – es una linda ensalada de
frutas, ¿eh? – variegada y solidaria, especialmente cuando alguien está pasando
por un momento difícil. En efecto, su vida fraterna y sus diversos compromisos
son capaces de hacer sentir la fidelidad del amor de Dios y su cercanía. Un
signo, una señal, ¿no?
Año dedicado a San José
Por otra parte, teniendo en cuenta que
este año está dedicado a San José, el Santo Padre los invitó a “redescubrir el
rostro de este hombre de fe, de este padre tierno, modelo de fidelidad y de
abandono confiado en el proyecto de Dios.
José nos enseña a tener fe en Dios
Además, citando el n. 2 de la Carta
apostólica Patris corde, Francisco les dijo:
“También
a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su
proyecto. José nos enseña así que tener fe en Dios comprende también creer que
Él puede obrar incluso a través de nuestros miedos, nuestra fragilidad, nuestra
debilidad”
“Con José – prosiguió diciendo el Papa –
estamos llamados a volver a la experiencia de los actos sencillos de acogida,
de la ternura, del don de sí mismo”. A la vez que les recordó que: “En la vida
comunitaria, siempre existe la tentación de crear pequeños grupos cerrados, de
aislarse, de criticar y hablar mal de los demás, de creerse superiores, más
inteligentes.
“Chismorrear,
es un hábito de los grupos cerrados, un hábito incluso de los sacerdotes que se
convierten en solterones: van, hablan, cotillean... No ayuda. Déjalo ir. Mirar
y pensar en la misericordia de Dios. ¡Y esto nos perjudica a todos! No está
bien”
Acogerse siempre recíprocamente como un
don
Por esta razón el Santo Padre los animó
a que “se acojan siempre unos a otros como un don”. Puesto que “en una
fraternidad vivida en la verdad, en la sinceridad de las relaciones y en una
vida de oración podemos formar una comunidad en la que se respira el aire de la
alegría y la ternura”.
Prepararse para sus futuros deberes de
pastores
Y los invitó “a vivir los preciosos
momentos de convivencia y oración comunitaria en una participación activa y
gozosa”. Porque como dijo el Papa:
“El
sacerdote es un hombre que, a la luz del Evangelio, difunde el gusto de Dios a
su alrededor y transmite esperanza a los corazones inquietos. Los estudios que
realizan en las distintas Universidades romanas los preparan para sus futuros
deberes de pastores y les permiten apreciar mejor la realidad en la que están
llamados a anunciar el Evangelio de la alegría”
Despojarse de sí mismos poniendo a Dios
en el centro
El Papa también les dijo que ellos no
van a aplicar teorías en su ámbito “sin tener en cuenta el entorno en el que se
encuentran, así como las personas que se le confían”. Y con un concepto que
expresó en su homilía del 28 de marzo de 2013, Francisco les dijo: “Deseo que
sean ‘pastores con olor de ovejas’, personas capaces de vivir, de reír y de
llorar con su gente. En una palabra, de comunicarse con ella”. A lo que añadió
espontáneamente:
“A
mí me preocupa cuando se hacen reflexiones, pensamientos sobre el sacerdocio,
como si fuera una cosa de laboratorio: este sacerdote, aquel otro sacerdote...
No se puede reflexionar sobre el sacerdote fuera del santo pueblo de Dios. El
sacerdocio ministerial es consecuencia del sacerdocio bautismal del santo
pueblo fiel de Dios. Esto, no lo olviden. Si ustedes piensan en un sacerdocio
aislado del pueblo de Dios, eso no es sacerdocio católico, no; ni tampoco
cristiano”
También les pidió: “Despójense de sí
mismos, de sus ideas preconcebidas, de sus sueños de grandeza, de su
autoafirmación, para poner a Dios y a las personas en el centro de sus
preocupaciones cotidianas”. Y hablando libremente agregó:
“Para
poner al santo pueblo fiel de Dios [en el centro], ser pastores: pastores. ‘No,
yo querría ser sólo un intelectual, no pastor’: pero, pide la reducción al
estado laico, te hará mejor, y sé un intelectual. Pero si eres sacerdote, sé
pastor. Serás un pastor, en muchas formas de hacerlo, pero siempre en medio del
pueblo de Dios. Lo que Pablo recordó a su amado discípulo: ‘Acuérdate de tu
madre, de tu abuela, del pueblo, que te enseñaron’. El Señor dice a David: ‘Te
he elegido de atrás del rebaño’, de ahí”
Por último, el Obispo de Roma invitó a
estos queridos hermanos sacerdotes a que tengan siempre grandes horizontes, a
que sueñen con una Iglesia totalmente al servicio, con un mundo más
fraterno y solidario. Y que tengan en cuenta que “sólo permaneciendo arraigados
en Cristo podrán experimentar una alegría que los mueva a ganar corazones”.
Porque como les dijo el Papa:
La gratitud es siempre un arma poderosa
Tras invitarlos, a cultivar la gratitud
al Señor por lo que son los unos para los otros, con sus propias limitaciones,
fragilidades, y tribulaciones, el Papa les recordó que “siempre hay una mirada
amorosa que se posa sobre ellos y que les da confianza”. La gratitud "es
siempre – agregó el Santo Padre – un arma poderosa", tal como lo escribió
en su Carta a los sacerdotes con motivo del 160 aniversario de la muerte de San
Juan María Vianney, del 4 de agosto de 2019. Arma que “nos permite mantener
encendida la llama de la esperanza en los momentos de desánimo, soledad y
prueba”. “Encomiendo a cada uno de ustedes, a sus familiares, al personal de su
casa, así como a los miembros de la Parroquia de San Luis de los Franceses, a
la intercesión de la Virgen María y a la protección de San Luis. Los bendigo de
corazón, y les pido por favor que no se olviden de rezar por mí”.
El padre Landousies
Llegado a este punto el Papa explicó que
tiene necesidad de sus oraciones, porque su ministerio no es fácil. “Y en los
libros de espiritualidad – dijo – hay un capítulo – en algunos libros, pero
pensemos en San Alfonso María de' Ligorio y en muchos otros – un capítulo sobre
un tema y después un ejemplo, y algunos dicen: ‘Donde se prueba lo he dicho con
un ejemplo’, y ponen un ejemplo de vida. Hoy, antes de que ustedes entraran, el
padre Landousies me dijo que a finales de junio dejará este cargo
aquí, en la Curia: él ha sido mi traductor de francés durante mucho tiempo. Me
dijo que se iría, que lo echaron: eso es importante, ¿no?”.
Tras las risas de los presentes,
Francisco prosiguió: “Pero me gustaría, de lo que he dicho, hacer un resumen en
su persona. Un ejemplo. He encontrado en él el testimonio de un sacerdote
feliz, de un sacerdote coherente, un sacerdote que fue capaz de convivir con
mártires ya beatificados – a los conoció uno a uno – y también de vivir con una
enfermedad de la que no se sabía qué era: con la misma paz, con el mismo
testimonio.
“Y
aprovecho esto públicamente, también delante de L'Osservatore Romano, delante
de todos, para agradecerle su testimonio, que tantas veces me ha hecho bien. Su
forma de ser me ha hecho bien. Él se irá, pero va a hacer el ministerio en
Marsella, y hará tanto bien con esta capacidad que tiene de acoger a todos;
pero deja aquí el buen olor de Cristo, el buen olor de un sacerdote, de un buen
sacerdote. Así que ante ustedes, gracias, gracias por todo lo que has hecho”
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