En latín, de espaldas al pueblo, con más gestos rituales y ornamentos litúrgicos,... conoce lo que la distingue de la misa llamada "novus ordo"
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Marko Vombergar | ALETEIA |
La misa Tridentina es la manera de celebrar la misa en el rito
latino o romano de la Iglesia según el misal de la edición publicada por el
papa Juan XXIII en 1962.
Esta es la última edición del misal romano promulgado
en el año 1570 por el papa Pío V, como uno de los frutos del Concilio de Trento (En
latín Concilium Tridentinum); de aquí los términos tridentino
o tridentina.
Por tanto la misa tridentina fue la manera dominante de celebrar la Santa
Misa en el rito Latino o romano de la Iglesia durante cuatro siglos.
Esta manera de celebrar la misa se mantuvo vigente hasta
que apareció el novus ordo o la misa
actual según el misal romano promulgado por el papa Pablo VI en 1969, como uno
de los frutos del Concilio Vaticano II.
Por qué cambió la Misa
¿Pero
qué motivó a la Iglesia proponer la misa actual o misa Novus ordo?
Litúrgica y pastoralmente hablando, el objetivo principal de la reforma
litúrgica fue la participación plena, responsable y activa en
la liturgia por parte de los fieles para que salieran de una actitud pasiva,
dejaran de ser unos meros espectadores mudos, ausentes y ajenos.
A la misa tridentina también se la conoce como misa de San
Pío V, misa latina, misa preconciliar (hablando de la misa
que se celebraba antes del Concilio Vaticano II), misa tradicional y
-a partir de la publicación del motu proprio Summorum
Pontificum del papa Benedicto XVI- se le dice forma
extraordinaria del rito romano o, simplemente, forma
extraordinaria.
La misa tridentina nunca desapareció
Pero
el cambio en la forma de celebrar la Santa Misa, que implantó el Concilio
Vaticano II, como habitualmente se celebra hoy en el mundo nunca supuso
la abrogación de la celebración de la misa de la forma anterior.
Lo demuestra el motu proprio Summorum Pontificum (SP)
promulgado el 7 de julio del 2007.
De esta manera el papa Benedicto XVIrecupera aún
más y de manera más especial la Misa tridentina.
Gracias a este Motu proprio todos los sacerdotes podrán celebrar
la misa en cualquiera de las dos maneras con o sin pueblo (SP, 4).
Y se dice que la Iglesia recupera aun más la misa tridentina pues
la autoridad de la Iglesia, durante el pontificado del papa Juan Pablo II, con
el documento Quattuor
abhinc annos ya había concedido, en el año 1984,
un indulto para el uso restringido del misal tridentino.
Y más tarde el mismo papa Juan Pablo II con el motu proprio Ecclesia Dei,
del año 1988, instó a los obispos a no poner obstáculos para quienes
solicitaran el uso de dicho misal.
Dos usos de un rito
Ahora bien, cabe aclarar una cosa: no es apropiado hablar de dos
ritos (el rito ordinario o conciliar y el rito extraordinario o preconciliar o
tridentino), sino más bien hay que hablar de un doble uso del mismo y único rito, el rito
romano o latino de la Iglesia (SP, 1).
Hay
que mencionar que dentro de la Iglesia, fuera del rito romano o latino, hay
otros ritos (el
ambrosiano, el siro malabar, el maronita, el mozárabe, etc.).
Los documentos más antiguos que hablan de la misa muestran
diferencias en la forma en que la misa se ha celebrado de una región a otra a
lo largo de la historia.
Como es sabido la misa se celebraba de manera diferente en Roma,
Jerusalén, Antioquía, Alejandría, Milán, etc., lugares claves de la Iglesia.
Sin embargo, nunca se dudó de que estas tradiciones litúrgicas
estuvieran en línea con la misma tradición apostólica y que, en consecuencia,
fuera la misma misa, el mismo sacrificio y la misma fe.
Aun en las regiones de Rito latino, han existido variaciones
considerables en la celebración de la Misa a través de los siglos, hasta que
llegó el Concilio de Trento.
Ese concilio apoyó algunas de estas diversidades pero al mismo
tiempo llamó a una mayor unidad para promover la uniformidad y así hacer más
evidente la catolicidad de la Iglesia.
Es importante, pues, ser conscientes de que la celebración de la
misa será siempre digna, lícita y válida, indiferentemente del rito o forma,
siempre y cuando dicho rito pertenezca a la Iglesia, sea aprobado por ella y se
siga al pie de la letra cada una de las normas dadas para ello.
Características más relevantes de la misa tridentina
Entre
otras, las características más notorias y fundamentales de la misa tridentina
son tres:
1. La lengua utilizada en todo el mundo es el latín.
Pero hay partes
que se dicen en la lengua del lugar: las lecturas se leen
primero en latín y luego en la lengua propia, así como la homilía se hace en la
lengua del pueblo.
Algunos han objetado el hecho de que la misa sea en latín pues
afirman que la gente no entiende nada.
Esto es irrelevante pues, por un lado, quien va a una misa
tridentina sabe a qué va, entiende la misa y participa de ella con mucho fruto.
Y por otro lado, como ya se ha dicho, las lecturas y la homilía se
llevan a cabo en la lengua del pueblo y además los fieles disponen de misalitos
en su lengua para que sigan la misa.
Por otra parte, el hecho que la misa sea en latín tiene su
ventaja, pues quienes están habituados a esta misa no tienen problemas para
vivirla en cualquier parte del mundo.
Y se pone en evidencia que, indiferentemente del país, de la raza
y del idioma, todos somos hermanos miembros de una misma familia, la Iglesia.
Se siente el vínculo que nos une a las personas que comparten una
misma fe, más allá de los confines del propio país.
2. El altar está unido al retablo y por tanto
el sacerdote celebra de espaldas al pueblo.
La forma correcta de llamar esta postura celebrativa es ‘ad orientem’
o ‘versus
Deum’. Es que todos, fieles y celebrante, miran hacia el oriente,
miran al sol que nace de lo alto (Lc 1, 78).
Algunos han creído que esta manera de celebrar la misa es una
manera de ignorar al pueblo o de faltarle al respeto.
Pero el presidir la misa de esta manera no es un desprecio al
pueblo, no es ignorarlo, no es impedirle expresamente ver lo que acontece.
Celebrar la misa de esta manera tiene un profundo
sentido teológico.
El sacerdote no le da la espalda al pueblo; más bien, él está en
la misma dirección del pueblo y delante de él presidiendo las oraciones
dirigidas a Dios, en la divina persona de Jesús, que se encuentra en el
sagrario que junto al retablo y al altar conforman una unidad.
3. Es una misa mucho más rica en lo que tiene que ver con los gestos
rituales.
En este sentido la gente afirma que la misa tridentina es muy larga y
aburrida. Este es otro argumento sin fundamento pues hay gente
que también dice lo mismo de la misa actual.
Cuando se piensa así, es posible que falte fe o conocimiento de la
esencia de la misa.
Al igual que la forma actual de celebrar la Misa, la duración de
la misa tridentina es variable.
¿Pero por qué habríamos de lamentarnos o sufrir por la duración de
la misa? ¿Por qué deberíamos estar pendientes de la duración de la celebración?
Quien se queja de que la misa dure mucho está invitado a revisar
su fe y su relación con el Señor.
Si la Misa te parece larga o aburrida, aumentar tu amor por Dios,
por la misa y/o por tu salvación podría hacerte cambiar de opinión.