9 – Julio. Viernes de la XIV semana del Tiempo Ordinario
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Mirad que yo os envío como ovejas
entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero
¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en
las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa,
para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os
preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os
sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis,
sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano
entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos
contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi
nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en
una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades
de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.
Comentario
Jesús nos previene de las
dificultades, somos “ovejas en medio de lobos”. La vida del cristiano, muchas
veces, no es sencilla, conlleva sufrimiento, dolor, contradicción. Hoy día, nos
movemos en un ambiente que no es cristiano, igual que en tiempos de los
apóstoles. Pero el ambiente no puede ser una excusa para no evangelizar.
Ante esta situación, Jesús nos da
la receta: dar testimonio. Tantas veces, los cristianos nos vemos cohibidos por
un ambiente adverso que nos sirve como excusa para no evangelizar. Jesús conoce
que nos envía a los lobos, aun así, nos alienta a ser testigos suyos.
Ante esta situación, Jesús nos
anima a hacer el bien. La violencia es derrotada por el amor, la muerte por la
vida. San Josemaría, decía “tenemos que ahogar el mal en abundancia de bien”
(864 Surco).
Jesús nos anima a confiar en el
Espíritu Santo, sin miedo a ir contracorriente. Es una gracia que debemos pedir
al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos.
Ante esta aparente paradoja que
supone ser ovejas en medio de lobos, Jesús nos hace mirar más allá. El
cristiano es oveja, pero cuenta con la ayuda del Espíritu Santo, cuenta con la
ayuda de la gracia. Y Dios puede más que cualquier manada de lobos.
En los momentos en que perdamos
la visión positiva y nos sintamos abatidos por el mal del mundo o de nuestra
vida, dirijamos nuestra oración al Cielo y mantengamos la confianza en que Dios
ha vencido al mundo.
Pablo Erdozain
Fuente: Opus Dei






