El Santo Padre recordó que la primera etapa del proceso sinodal comenzará en octubre de 2021 y concluirá en abril de 2022
Papa Francisco en el Aula Pablo VI del Vaticano. Foto: Vatican Media |
El Papa Francisco recibió este 18 de
septiembre en el Aula Pablo VI del Vaticano a representantes de las parroquias
de la Diócesis de Roma a quienes pidió “tomarse en serio el proceso sinodal” y
a no escuchar solamente al 3-4% de la gente más cercana a la Iglesia.
“He venido aquí para animarlos a tomar en serio este
proceso sinodal y para decirles que el Espíritu Santo nos necesita. Y esto es
cierto: el Espíritu Santo nos necesita”, afirmó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre recordó que la primera
etapa del proceso sinodal comenzará en octubre de 2021 y concluirá en abril de
2022. Este período involucrará todas las Iglesias diocesanas del mundo.
Por ello, el Pontífice recomendó “no dejar a nadie
fuera o detrás” y subrayó que la escucha y el caminar juntos “le hará bien a la
Diócesis de Roma y a toda la Iglesia” porque “no se fortalece sólo con la
reforma de las estructuras, ¡éste es el gran engaño!, dar instrucciones,
ofrecer retiros y conferencias, o a fuerza de directivas y programas… Esto
es bueno, pero como parte de algo más, pero se redescubrirá que se es un pueblo
que quiere caminar junto, entre nosotros y con la humanidad”.
En este sentido, el Santo Padre indicó “si la
parroquia es la casa de todos en el barrio, no un club exclusivo, les
recomiendo: dejar puertas y ventanas abiertas, no limitarse a considerar sólo a
los que asisten o piensan como tú -eso será un 3, 4 o 5%, no más-. Que todo el
mundo entre... Permítanse a ustedes mismos el salir al encuentro y dejarse cuestionar,
dejen que sus preguntas sean sus preguntas, permitan caminar juntos: el
Espíritu los guiará, confíen en el Espíritu. No tengan miedo de dialogar y
dejarse mover por el diálogo: es el diálogo de la salvación”.
“Pero hay que salir del 3-4% que representan
los más cercanos, e ir más allá para escuchar a los demás, que a veces les
insultarán, los echarán, pero hay que escuchar lo que piensan, sin querer
imponer lo nuestro: dejar que el Espíritu nos hable”, pidió el Papa.
Luego, el Santo Padre reflexionó en su largo discurso
sobre el tema de la sinodalidad que “no es el capítulo de un tratado de
eclesiología, y mucho menos una moda, un eslogan o el nuevo término de usar o
instrumentalizar en nuestros encuentros”.
Por ello, el Santo Padre resaltó la importancia de
“confiar en que el Espíritu siempre hará oír su voz” por lo que alentó a “abrir
los ojos y convertir las direcciones equivocadas” para que el cristianismo
sea cada vez más humano.
“El cristianismo debe ser siempre humano, humanizador,
reconciliando las diferencias y las distancias y transformándolas en
familiaridad, en proximidad. Uno de los males de la Iglesia, de hecho, una
perversión, es este clericalismo que separa al sacerdote, al obispo del
pueblo. El obispo y el sacerdote desvinculado del pueblo es un funcionario,
no un pastor”, lamentó el Papa.
Finalmente, el Santo Padre señaló que “en este tiempo
de pandemia, el Señor empuja a la misión de una Iglesia que sea sacramento del
cuidado. El mundo ha lanzado su grito, ha manifestado su vulnerabilidad: el
mundo necesita de cuidado”, concluyó el Papa.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa