11 – Septiembre. Sábado de la XXIII semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio según san Lucas 6, 43-49
Pues no hay árbol bueno que dé fruto
malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su
fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los
espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien,
y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón
habla la boca. ¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
Todo el que viene a mí, escucha mis
palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a
uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino
una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque
estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone en práctica se parece a
uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el
río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella
casa».
Comentario
El capítulo 6 del evangelio de Lucas, denso
y sencillo a la vez, que marca el camino a todos los seguidores de Cristo,
acaba con este conjunto de enseñanzas.
Qué hermosas suenan las palabras de
Jesús: “el hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno” Y eso a
pesar de que en la vida no faltan sufrimientos, dudas o catástrofes como la
inundación que arrasa con campos y viviendas. Pero el hombre bueno, el que
tiene en su corazón las palabras y la vida del Señor es capaz de salir
victorioso de todo trance, porque la Palabra del Señor es gracia que fortalece
e ilumina. Y también en medio de la dificultad o el sufrimiento, la fe
permanece, crece y da fruto copioso: saca lo bueno de su corazón.
¡Cuánto nos ayuda cavar muy hondo en
nuestro corazón, para que entren hasta el fondo las enseñanzas de Cristo!
Meditarlas en la oración una y otra vez, aprenderlas, conocer su significado,
pedir al Espíritu Santo que nos las recuerde y a María, la que ha
hecho de su vida un “hágase en mi según tu Palabra”, que nos ayude a tomar y
retomar la decisión más trascendente de nuestra vida: desear cumplir siempre y
en todo la voluntad de Dios.
Antonio Martí
Fuente: Opus Dei