La diócesis de Córdoba celebra hoy sábado la subida a los altares de 127 sacerdotes, religiosos y laicos asesinados en los años 30. «Sabemos que muchos murieron perdonando»
| Detalle del tapiz con los rostros de los nuevos mártires. Foto: Diócesis de Córdoba |
La catedral de Córdoba acoge
hoy sábado la beatificación de 127 mártires de la persecución religiosa desatada
en España durante el siglo XX, una oportunidad para poner en valor que «no son
mártires de la Guerra Civil, sino de la persecución religiosa contra los
cristianos que se desató en todo el mundo en este siglo de mártires», asegura
el director del Secretariado para las Causas de los Santos, Miguel Varona.
Entre ellos hay testigos de todos los estados de vida: 79 sacerdotes, cinco seminaristas, tres religiosos, una religiosa y 39 fieles laicos. Son de todas las edades, desde los 15 años de dos jóvenes laicos hasta los 88 de la religiosa; y de todas las ocupaciones y estratos sociales: profesores, sacristanes, agricultores, estudiantes, carteros… También hay seis parejas de hermanos y dos matrimonios.
Andrés Rueda. Director de un comedor social
Padre de ocho hijos, dirigía un comedor social de Acción Católica para pobres cuando fue detenido. Ante la inminente llegada de las tropas franquistas fue tiroteado apresuradamente desde el exterior de la cárcel, pero se salvó, pudiendo quedarse en el pueblo para atender a su familia. No sobrevivió a un segundo fusilamiento cuando los republicanos reconquistaron la zona.
A uno de estos últimos lo mataron por tener una tienda de artículos religiosos, y al otro simplemente porque ella iba por las noches a rezar a la adoración nocturna. A un joven lo mataron por llevar un escapulario al cuello, y a otro por querer acompañar a su padre, al que se llevaban detenido. Entre los sacerdotes es reseñable que no se produjera ninguna apostasía. Incluso a uno de ellos le propusieron: «Diga usted que es albañil, y se libra de esto», pero no lo hizo y al final murió mártir.
Juan Navas. Sacerdote
«Básicamente, lo que tienen en
común todos ellos es que eran gente de Iglesia, y por eso los mataron. Todos
fueron mártires a causa del odio a la fe que tenían sus verdugos», afirma
Miguel Varona, que destaca asimismo que «de muchos sabemos que murieron
perdonando» a quienes les iban a matar.
En este sentido, el responsable
de Causas de los Santos de Córdoba menciona distintos testimonios, como el de
un sacerdote que, subido en el camión que le llevaba al paredón, exhortaba a
sus compañeros al martirio y al perdón; o un seminarista que escribió a sus
familiares desde prisión pidiéndoles que perdonaran.
Antonio Moreno. Notario
«Como estos, hay muchos testimonios», asegura Varona, quien señala que «no es natural perdonar así». Para ilustrarlo pone como ejemplo a la madre de un sacerdote asesinado: «Tras la guerra le preguntaron si unos milicianos detenidos habían sido los verdugos de su hijo, y ella lo negó, sabiendo que eran ellos». Menciona también a un notario que, poco antes de morir, escribió desde la cárcel a su mujer rogándole: «Educa a nuestros hijos en el perdón».
Isidra e Isidoro. Matrimonio
«No hay otro camino para el
cristiano que el perdón –concluye Miguel Varona–. En realidad, los mártires no
hacen otra cosa que seguir al gran Mártir que es Jesucristo, el testigo máximo
de un amor capaz de dar la vida».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega





