“Lo primero que hay que hacer es deshacerse de una fe comercial y mecánica, que insinúa la falsa imagen de un Dios contable y controlador, no un padre”
El Papa Francisco saluda a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. Foto: Vatican Media |
“¿Está tu fe cansada y quieres
revitalizarla?”, preguntó el Papa Francisco. Si la respuesta es afirmativa, el
Pontífice invitó a “buscar la mirada de Dios: ponte en adoración, déjate
perdonar en la Confesión, párate ante el Crucifijo. En definitiva, déjate amar
por Él”.
En su comentario previo al rezo
del Ángelus este domingo 10 de octubre, el Santo Padre reflexionó sobre el
pasaje evangélico del domingo, en el que Jesús se encuentra con un joven rico
que pregunta al Señor: “¿Qué debo hacer para tener en herencia la vida
eterna?”.
El Papa explicó que en el
Evangelio se presenta al joven rico “sin mencionar su edad ni nombre, para
sugerir que todos podemos vernos en ese hombre. Su encuentro con Jesús, de
hecho, nos permite hacer un test sobre la fe”.
“Esta es su religiosidad: un
deber, un hacer para tener; ‘hago algo para conseguir lo que necesito’”, señaló
el Santo Padre. “Pero esta es una relación comercial con Dios”. Por el
contrario, “la fe no es un rito frío y mecánico, un ‘debo-hago-obtengo’. Es una
cuestión de libertad y amor”.
“Y aquí tenemos la primera
pregunta del test: ¿qué es la fe para mí? Si es principalmente un deber o una
moneda de cambio, estamos muy mal encaminados, porque la salvación es un don y
no un deber, es gratis y no se puede comprar”.
Por lo tanto, “lo primero que hay
que hacer es deshacerse de una fe comercial y mecánica, que insinúa la falsa
imagen de un Dios contable y controlador, no un padre”.
El Papa Francisco explicó que “la
vida cristiana resulta hermosa si no se basa en nuestras capacidades y nuestros
proyectos, sino en la mirada de Dios”. “Busca la mirada de Dios: ponte en
adoración, déjate perdonar en la Confesión, párate ante el Crucifijo. En
definitiva, déjate amar por Él”.
Finalmente, Jesús, en el
Evangelio, invita al joven rico: ‘Vete, vende lo que tienes y dáselo a los
pobres’. Esto es lo que quizás también nos falta a nosotros”.
“A menudo hacemos lo mínimo
indispensable, mientras que Jesús nos invita a hacer lo máximo posible.
¡Cuántas veces nos conformamos con los deberes, los preceptos y alguna oración,
mientras Dios, que nos da la vida, nos pide impulsos de vida!”.
El Papa continuó: “Una fe
sin don y sin gratuidad es incompleta”. “Hoy podemos preguntarnos: ¿Cuál es la
situación de mi fe? ¿La vivo como algo mecánico, como una relación de deber o
de interés con Dios? ¿Me recuerdo de alimentarla dejando que Jesús me mire y me
ame? Y, atraído por Él, ¿correspondo con la gratuidad?”.
Por Miguel Pérez Pichel
Fuente: ACI Prensa