1 – Noviembre. Lunes. Todos los Santos
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Evangelio según san Mateo 5, 1-12ª
Al ver Jesús el gentío, subió al
monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les
enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de
ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos
heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por
la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los
cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os
calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque
vuestra recompensa será grande en el cielo
Comentario
Todos estamos llamados a la
santidad cristiana. Esta es la plenitud de la vida cristiana y la perfección de
la caridad, y se realiza en la unión íntima con Cristo y, en él, con la
Santísima Trinidad. El camino de santificación del cristiano, que pasa por la
cruz, tendrá su cumplimiento en la resurrección final de los justos, cuando
Dios sea todo en todos (CEC, Compendio, 428). Los santos, habiendo alcanzado
la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e
interceden por nosotros. Al celebrar la fiesta de los santos, la Iglesia
proclama el Misterio pascual cumplido en ellos, propone a los fieles sus
ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre, y por los méritos de estos
implora los beneficios divinos (cf. SC 104).
Fuente: CLP





