Karol Wojtyla, quien luego se convertiría en el Papa San Juan Pablo II, contó en una ocasión por qué su padre, también llamado Karol, decidió ponerle ese nombre
San Juan Pablo II. Crédito: Vatican Media / Beato Carlos de Austria. Crédito: Dominio público |
“La relación entre el último
emperador de Austria y el rey de Hungría, Carlos de Habsburgo, ahora beato, con
Karol Wojtyla es poco conocida, pero la historia es muy interesante”, afirma
Artur Hanula en un artículo titulado “Carlos de Habsburgo: En su honor, Wojtyła
era Karol”.
“Hace años, Rodolfo de Habsburgo,
hijo del último emperador de Austria, rey de Hungría y Bohemia, reveló en sus
memorias, un comentario de San Juan Pablo II durante una audiencia privada. El
representante de la famosa dinastía austriaca evoca, en sus notas, el encuentro
de su familia con el Papa polaco”, relató Hanula.
A la audiencia asistieron el
príncipe Rodolfo, sus hijos con sus familias y su madre, la emperatriz Zyta,
ahora Sierva de Dios.
Carlos I de Habsburgo fue el
último beato que el Papa Wojtyla elevó a los altares. Eso ocurrió el 3 de
octubre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Ese día, el Pontífice polaco
afirmó que “Carlos de Austria, jefe de Estado y cristiano”, asumió su cargo
“como un servicio santo a su pueblo. Su principal aspiración fue seguir la
vocación del cristiano a la santidad también en su actividad política. Por eso,
para él era importante la asistencia social. Que sea un modelo para todos
nosotros, particularmente para aquellos que hoy tienen la responsabilidad
política en Europa”.
El milagro que llevó a la
beatificación al emperador se obró en una monja polaca, la hermana Maria Zyta
Gradowska, que nació en 1894.
A los 25 años se unió a la
Congregación de las Hermanas de la Caridad. Pronto se convirtió en misionera en
Brasil. Con el tiempo, su salud se deterioró, hasta el punto de que estuvo
postrada en cama. Una de las hermanas sugirió que orara por la curación por
intercesión del Siervo de Dios Carlos de Hasburgo.
La religiosa hermana inicialmente
se resistió a rezarle, pero su resistencia se rompió cuando el dolor se volvió
cada vez más difícil de soportar, explica Artur Hanula.
Una mañana, la hermana Gradowska
se levantó como si nada y simplemente fue a la capilla a rezar. No solo había
desaparecido el dolor insoportable, sino que las heridas que no curaban en sus
piernas habían desaparecido por completo. La enfermedad nunca volvió y la
religiosa vivió hasta los 95 años.
Artur Hanula resalta finalmente
que el segundo nombre del Papa polaco: Józef probablemente se refería al
predecesor de Carlos I, el hermano de su abuelo, Francisco José I.
Fuente: ACI Prensa