El autor católico Kevin Di Camillo describe cómo Santa Gertrudis la Grande, enamorada del Sagrado Corazón de Jesús y siempre pendiente de las benditas almas del Purgatorio, da luces sobre la situación de estas almas
| Imagen referencial / Crédito: Dominio Público |
Santa Gertrudis la Grande
(1256-1302) es mejor conocida por su oración por las almas del Purgatorio, la
cual rezamos este mes, cerca de su fiesta (16 de noviembre), por nuestros
queridos difuntos.
“Padre eterno, yo te ofrezco la
preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las Misas celebradas
hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del Purgatorio,
por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la Iglesia universal,
por aquellos en propia casa y dentro de mi familia”.
En un artículo de 2017 titulado
"Santa
Gertrudis la Grande y las benditas almas del purgatorio", Di Camillo
responde a una pregunta que tal vez más de uno se ha hecho: "¿por qué
usamos el adjetivo “benditas” cuando se refiere a las almas del Purgatorio?.
El profesor del departamento de
estudios religiosos de la Universidad de Niágara, P. Joseph G. Hubbert, recordó
en la entrevista dada a NCRegister los tiempos difíciles en que vivió Santa
Gertrudis y comentó que para “los pobres que quedaron aquí en este Valle de las
Lágrimas, consignados a una vida de trabajo duro, trabajo pesado, enfermedades
y el estallido ocasional de la guerra, el Purgatorio fue, de hecho, un lugar
‘sagrado’.
Fue visto como un respiro del
sufrimiento aquí en la tierra, un sufrimiento que era diferente del sufrimiento
del Purgatorio”.
El P. Hubbert también señaló que
después de la vida en esta tierra, que inevitablemente termina en la muerte, el
Purgatorio es un lugar que tiene una sola dirección: “al Cielo”; lo que no
quiere decir que el viaje a través del Purgatorio sea fácil o sin dolor.
De hecho, aunque los doctores de
la Iglesia desde San Agustín hasta San Gregorio Magno hablaron sobre el fuego
purificador del Purgatorio, Tomás de Aquino nos recuerda que el dolor más
pequeño en el Purgatorio es peor que el mayor sufrimiento en la tierra. Sin
embargo, esta agonía se compensa con la “certeza de la salvación”.
Estas tres palabras, “certeza de
salvación”, señala Kevin, son las que hacen que las almas del Purgatorio sean
“benditas” (aunque ciertamente también son almas “pobres”, frente a las almas
del Cielo que están experimentando la visión beatífica).
Mientras tanto se encuentran en
lo que el Catecismo llama un “fuego de limpieza”, un concepto difícil, pero que
Kevin clarifica con el recuerdo de su padre, cuando esterilizó una aguja bajo
una llama antes de quitar una astilla del pie cuando era niño.
Santa Gertrudis, una de las pocas
santas con el título de “la Grande”, era ciertamente una mujer adelantada a su
tiempo. Sus visiones y devoción al Sagrado Corazón de Jesús fueron anteriores a
la difusión más popular y extendida de Santa Margarita María Alacoque en Francia
por más de 300 años.
Además, su concepto de las almas
del Purgatorio no es solo una exposición de caricaturas dantescas que sufren
todos los medios y modos de castigo, sino de almas santas, almas santificadas.
Esto permite ver a una mujer cuya
perspicacia en la espiritualidad mística es relevante para nosotros incluso hoy
en día.
Esta noticia fue publicada
originalmente en 2017.
Fuente: ACI Prensa





