10 – Diciembre. Viernes de la II semana de Adviento
| Misioneros digitales católicos MDC |
Evangelio según san Mateo 11,
16-19
¿A quién compararé esta
generación? Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan
diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado
lamentaciones, y no habéis llorado”. Porque vino Juan, que ni comía ni
bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y
bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y
pecadores”. Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».
Comentario
En este pasaje del Evangelio
Jesús les reprocha a aquellos que escuchaban su predicación y veían su
conducta, que nada de lo que él hiciera les parecía bien: acusaban a Juan de
“que no come ni bebe” y a Jesús de ser un “comilón y bebedor”. Por ello, Jesús
terminará remitiéndose a sus “obras” (v. 19): serán ellas las que acrediten la
verdad de su ser y de su misión.
En ocasiones nuestro corazón
puede llegar a asemejarse al de estos contemporáneos del Señor, si en nuestro
corazón no tenemos la profunda determinación de cumplir la voluntad de Dios. Si
carecemos de esa disposición interior nunca serán suficientes las luces en la
oración ni los argumentos que nos ayuden a seguir el querer divino.
Por el contrario, cuando en
verdad queremos que la voluntad de Dios se cumpla en nuestra vida qué fácil
brotan en nuestra oración determinaciones de arrancar aquello que no va y que
sabemos que ofende a Dios. Y también surgen los deseos de crecer en generosidad
y en el amor a Dios; tendremos las luces suficientes para entregarnos del todo
al querer de Dios.
Sebastián Puyal
Fuente: Opus Dei





