El gobierno se los entrega a China en una rocambolesca historia que parece de película de detectives
| Cesar PEREZ / Nicaraguan Presidency / AFP |
La historia podría parecer una
novela propia del “realismo mágico” latinoamericano. Pero no es así. Se trata
de una “vendetta” más del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en contra de
la Iglesia católica.
Los antecedentes
Para nadie es un secreto que China
ha estado trabajando para que países de Centroamérica, como El Salvador y
Panamá, rompan relaciones con Taiwán y reconozcan la titularidad de China sobre
ese territorio.
El país asiático lo ha logrado en
ambos casos (con El Salvador y Panamá), pero la joya de la corona era
Nicaragua. Y finalmente logró que el pasado 9 de diciembre, Daniel Ortega diera
el sí.
Según datos del propio Gobierno
nicaragüense, Taiwán financiaba 27 proyectos en áreas de producción de
alimentos, cultivos de frutales y cría de cerdos de calidad superior, entre
otros, por valor cercano a cincuenta millones de dólares.
“El gobierno de la República de
Nicaragua rompe relaciones diplomáticas con Taiwán y deja de tener cualquier
contacto o relación oficial desde hoy”, expresó en un comunicado el ministro de
Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada.
La Iglesia en la mira
Tras la ruptura de relaciones y
el reconocimiento de que “Taiwán es parte inalienable del territorio chino”, de
inmediato Ortega reviró en contra de la Iglesia católica con la que ha tenido
una actitud constante de hostigamiento y repulsa.
Por ello, el Gobierno sandinista
decidió confiscar la sede diplomática que tenía Taiwán en Managua así como
todos los bienes taiwaneses en el país centroamericano, mismos que habían sido
cedidos a la Iglesia católica.
La cesión se dio apresuradamente,
porque el Gobierno exigió a los representantes de Taiwán que en un plazo no
mayor a dos semanas abandonaran el país.
La sede diplomática de Taiwán en
Managua habría pasado a la arquidiócesis de Managua, cosa que disgustó al
presidente Ortega que, en cuanto pudo, ordenó que se confiscara.
La donación se llevó a cabo según
los estándares internacionales, por lo que la ministro de Exteriores de Taiwán,
Joanne Ou, condenó la «obstrucción arbitraria por parte del Gobierno
nicaragüense de la venta simbólica de su propiedad a la Iglesia católica
nicaragüense».
El Gobierno de Ortega dijo que
esa operación no estaba permitida en Nicaragua y que la sede diplomática de
Taiwán en Managua pasa a ser parte de la legación de la República Popular de
China en el país centroamericano.
¿Cuál es el mensaje?
Según el analista político y ex
diputado liberal Eliseo Núñez, citado por el periódico La Prensa, el mensaje de
esta acción tiene un destinatario muy claro: la Iglesia católica y el Vaticano:
“hay una guerra abierta” del Gobierno de Ortega en su contra. Y esa guerra va
en aumento.
Jaime Septién
Fuente: Aleteia





