La identidad de la Iglesia es evangelizar
| José Manuel Barrio, misionero franciscano en Bolivia, en una foto de 2018.Obras Misionales Pontificias |
El 23 de octubre, penúltimo domingo del mes, la Iglesia celebrará
la 96ª Jornada Mundial de
las Misiones, a la que Francisco dirige
un mensaje que
dio a conocer la Santa Sede en la festividad de la Epifanía del Señor, bajo el
lema Para que seáis Mis testigos (Act
1, 8).
Es un año de aniversarios relacionados con las misiones, pues se
cumplen:
-cuatro siglos de la creación por Gregorio XV de la Congregación De Propaganda Fide (hoy,
Evangelización de los Pueblos);
-doscientos años de la fundación de la Obra de la Propagación de la Fe por
la laica francesa Paulina
Jaricot, quien organizó oraciones y colectas para los misioneros;
-un siglo de la Obra de la Santa Infancia o
Infancia Misionera iniciada por el obispo Charles de Forbin-Janson para promover la misión entre
los niños;
-y un siglo también de la Obra de San Pedro Apóstol que
inició otra seglar, Jeanne
Bigard, para fomentas las vocaciones nativas sosteniendo a los
seminaristas.
Más que cualquier otro año, pues esta Jornada nos ayuda a recordar
"que la Iglesia es
misionera por naturaleza", afirma el Papa, quien recordó el texto de
los Hechos de los Apóstoles de donde está tomado el lema: "El Espíritu Santo vendrá
sobre vosotros y recibiréis su fuerza, para que seáis mis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra" (1, 8).
En torno a las tres
expresiones clave de este versículo se estructura el mensaje de
Francisco.
Todos los cristianos,
llamados al testimonio
Ser testigos es "el corazón de la enseñanza de Jesús a los
discípulos en vista de su misión en el mundo", porque "cada cristiano
está llamado a ser misionero y testigo de Cristo", y la Iglesia "no
tiene otra misión sino la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo. La identidad de la Iglesia
es evangelizar".
El hecho de que Jesucristo se
diriga a los discípulos en plural indica el carácter comunitario de la llamada
misionera: "Todo bautizado
está llamado a la misión en la Iglesia y bajo el mandato de Iglesia",
es decir, la misión se realiza "en comunión con la comunidad eclesial y no
por propia iniciativa... Por eso la presencia de una comunidad, incluso
pequeña, para llevar adelante la misión tiene una importancia esencial".
Pero además, el hecho de que Jesús pida a sus discípulos ser sus
testigos indica que les pide "vivir su vida personal en clave de
misión". No se trata solo de "dar testimonio", sino de ser
"sus testigos": "La
esencia de la misión es dar testimonio de Cristo, es decir, de su vida,
pasión, muerte y resurrección, por amor al Padre y a la humanidad".
Los misioneros, por tanto, no son enviados "a comunicarse a
sí mismos, a mostrar sus cualidades o capacidades persuasivas o sus dotes de
gestión, sino que tienen el altísimo honor de ofrecer a Cristo en palabras y acciones, anunciando a todos
la Buena Noticia de su salvación con alegría y franqueza, como los primeros
apóstoles".
Y por eso también el testigo más auténtico es el mártir, que da la vida por
Cristo, "correspondiendo al don de sí mismo que Él nos hizo".
"Para la
trasmisión de la fe es fundamental el testimonio de vida evangélica de los
cristianos", insiste Francisco: el ejemplo y el anuncio "van
juntos" y son "dos pulmones con los que debe respirar toda comunidad
para ser misionera".
Universalidad de la misión
La mención a "los confines de la tierra" indica "el carácter universal de la misión de
los discípulos", y de hecho éstos lo cumplen como en "círculos
concéntricos" desde Jerusalén.
También hoy, "a causa de las persecuciones religiosas y
situaciones de guerra y violencia, muchos cristianos se han visto obligados a
huir de su tierra hacia otros países". Su presencia en las parroquias de
los países de acogida las hace así "más universales, más católicas", y esos migrantes
cristianos deben ser objeto de una especial atención pastoral, porque además
ellos pueden ayudar a los fieles locales "a redescubrir la alegría de la fe cristiana".
Por otro lado, a pesar de la mejora en las comunicaciones en el
mundo moderno, todavía hay lugares donde los misioneros no han llegado, por un
lado, y por otro, "ninguna
realidad humana es extraña a la atención de los discípulos de Cristo
en su misión". Son dos razones por las que la Iglesia debe estar siempre
"en salida" hacia "nuevos horizontes geográficos, sociales
y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas 'límites', para dar
testimonio de Cristo y de su amor".
Inspirados por el Espíritu
Santo
Por último, el Papa recuerda el papel rector del Espíritu Santo en la obra
misionera de la Iglesia: "Fue inmediatamente después de la venida del
Espíritu Santo sobre los discípulos de Jesús cuando por primera vez se dio
testimonio de Cristo muerto y resucitado con un anuncio kerigmático, el
denominado discurso misionero de San Pedro a los habitantes de Jerusalén".
Del mismo modo, cuando los cristianos se sientan "cansados,
desanimados, perdidos" en su labor evangelizadora, han de "acudir al Espíritu Santo en la
oración" para dejarse reconfortar y fortalecer por Él: "El Espíritu
es el verdadero protagonista de la misión, es Él quien da la palabra justa, en
el momento preciso y en el modo apropiado".
"Sigo soñando
con una Iglesia totalmente misionera y una nueva estación de la acción
misionera en las comunidades cristianas", concluye el Papa: "Ojalá
todos nosotros fuéramos en la Iglesia lo que ya somos en virtud del bautismo:
profetas, testigos y misioneros del Señor".
Fuente: ReL





