El Papa Francisco destacó que los pilares esenciales de la vida consagrada son: la oración, la adoración, la vida común, la caridad fraterna, la pobreza y el servicio a los pobres
| Imagen referencial. Papa Francisco en el Vaticano. Foto: Vatican Media |
Así lo indicó el Santo Padre este
15 de enero al recibir a la Orden
de Clérigos Regulares Teatinos reunidos en ocasión de su capítulo
general.
En su discurso, el Santo Padre
los alentó a ser dóciles al Espíritu Santo y permanecer firmes “en lo esencial:
oración, adoración, vida en común, caridad fraterna, pobreza y servicio a los
pobres. Todo ello con un corazón apostólico, con la inquietud buena y
evangélica de buscar ante todo el Reino de Dios”.
Además, el Papa advirtió el
peligro de la rigidez, “porque es una perversión que viene directamente del
clericalismo, es otra cosa mala, y debajo de cualquier rigidez hay
podredumbre”.
En esta línea, el Papa invitó a
imitar el testimonio de San Gaetano que “cuando llegó a Roma para trabajar en
la curia papal, se dio cuenta de la degradación espiritual y moral que, por
desgracia, era generalizada... Y mientras realizaba su trabajo de oficina,
asistía al Oratorio del Divino Amore, cultivando la oración y la formación
espiritual; y luego iba a un hospital a asistir a los enfermos”.
Y añadió: “Este es el camino:
empezar por uno mismo para vivir con más profundidad y coherencia el
Evangelio”.
“Todos los santos nos muestran
este camino. Son los verdaderos reformadores de la Iglesia. O más bien: es el
Espíritu Santo quien forma y reforma la Iglesia, y lo hace a través de la
Palabra de Dios y de los santos, que ponen en práctica la Palabra en su vida.
Empezar siempre por ellos mismos”, afirmó el Papa.
Después, el Santo Padre señaló la
importancia de la comunión, ya que “en las familias y las comunidades
religiosas la vida cristiana se compone de muchos gestos cotidianos”.
También alentó a que los miembros
de la comunidad cuiden los unos a otros, es decir, cuidar “los pequeños
detalles del amor, donde los miembros se cuidan mutuamente y constituyen un
espacio abierto y evangelizador, es un lugar de la presencia del Señor resucitado
que la santifica según el plan del Padre”.
El Papa señaló que “la mayor
plaga en una congregación religiosa, en una comunidad religiosa, es cuando los
hermanos no se cuidan los unos a los otros, es más, cuando empiezan las
habladurías”.
“Por favor, eviten cualquier
forma de habladuría. Sean hombres consagrados, hombres del Evangelio, pero
hombres. Si tienes algo en contra del otro, tengan los ‘pantalones’ para
decírselo a la cara, digan las cosas a la cara o cállense”, exhortó el Papa
quien animó también a hablar con los superiores, pero evitar realizar cualquier
tipo de “grupitos” que “hace caer la fuerza de una comunidad religiosa”.
Finalmente, recordó la fiesta de
San Cayetano en Buenos Aires el 7 de agosto en la que participan muchas
personas y señaló que “la gente lo venera y le reza como el patrón del pan y
del trabajo” por lo que invitó a invocar su intercesión para continuar con su
compromiso de comunión y de misión.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa





