Al reflexionar en el Evangelio de este domingo 20 de febrero en el que Jesús alienta amar a los enemigos, el Papa Francisco dijo aún hoy es posible amar "a quien nos hace mal" y "poner la otra mejilla"
| Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
En el habitual rezo del Ángelus
dominical desde la Plaza de San Pedro, el Papa dijo que en el pasaje del
Evangelio de San Lucas, Cristo da “algunas indicaciones fundamentales de vida”
para los momentos más difíciles.
"¿Es posible que una persona
llegue a amar a los propios enemigos? Si dependiera solo de nosotros, sería
imposible. Pero recordemos que, cuando el Señor pide algo, quiere darlo. Nunca
el Señor nos pide algo que no ha dado antes. Cuando me dice que ame a los
enemigos, quiere darme la capacidad de hacerlo. Sin esa capacidad, no
podremos", añadió el Papa.
Recordó la oración de San Agustín
escrita en el libro de las Confesiones “Señor, da lo que mandas y manda lo que
quieras” y alentó a pedir a Dios “la fuerza de amar que es el Espíritu Santo y
con el Espíritu de Jesús podemos responder al mal con el bien, podemos amar a
quien nos hace mal. Así hacen los cristianos”.
En el Evangelio, “el Señor se
refiere a las situaciones más difíciles, las que constituyen para nosotros el
banco de pruebas, las que nos ponen frente a quien es nuestro enemigo y hostil,
a quien busca siempre hacernos mal. En estos casos el discípulo de Jesús
está llamado a no ceder al instinto y al odio, no ceder, sino a ir más allá,
mucho más allá, ir más allá del instinto, ir más allá del odio”, indicó.
“Parece que el Señor pide lo
imposible”, dijo y recordó la actitud que Jesucristo tuvo durante la pasión “en
su injusto proceso”.
“Poner la otra mejilla no
significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia. Jesús con su pregunta
denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira ni violencia, es más, con
gentileza. No quiere desencadenar una discusión, sino calmar el rencor”,
señaló.
“Esto es importante: apagar
juntos el odio y la injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable. No
es fácil esto, pero Jesús lo hizo y nos dice que lo hagamos también nosotros”,
indicó.
“Poner la otra mejilla no es el
repliegue del perdedor, sino la acción de quien tiene una fuerza interior más
grande, poner la otra mejilla es vencer el mal con el bien, que abre una brecha
en el corazón del enemigo, desenmascarando lo absurdo de su odio. Esta
actitud, este poner la otra mejilla no está dictado por el cálculo, por el
odio, sino el amor”, afirmó el Papa.
El Santo Padre destacó que “el
amor gratuito e inmerecido que recibimos de Jesús el que genera en el corazón
un modo de hacer semejante al suyo, que rechaza toda venganza” en cambio
“nosotros estamos acostumbrados a la venganza… a guardar en el corazón el
rencor, que hace mal, destruye a las personas”.
Explicó que “rezar por quien nos
ha tratado mal es lo primero para transformar el mal en bien” y rezó para “que
la Virgen María nos ayude a ser constructores de paz hacia todos, sobre todo
hacia quien es hostil con nosotros y no nos gusta”.
Fuente: ACI Prensa





