Al final de su encuentro con dos mil estudiantes del Instituto milanés "La Zolla" en la Basílica de San Pedro, Francisco recitó una emotiva oración por los más pequeños y los jóvenes de Ucrania "que están viviendo bajo las bombas"
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"Señor Jesús, mira a estos chicos, bendícelos y
protégelos, son las víctimas de nuestra soberbia de adultos". Niños y jóvenes
"que viven bajo las bombas, que ven esta terrible guerra", están en
el corazón del Papa Francisco, que concluye el encuentro en la Basílica de San
Pedro con dos mil estudiantes del instituto profesional "La Zolla",
en Milán, con una intensa oración por ellos.
Tienen un futuro por delante, ellos huyen de las bombas
Antes de la oración, el Papa había pedido a los
estudiantes milaneses que dirigieran su pensamiento "a los muchos niños,
niñas, chicos y chicas que están en guerra y que están sufriendo". Ustedes
tienen un futuro por delante, la seguridad de crecer en una sociedad de paz,
"y en cambio estos pequeños tienen que huir de las bombas, con el frío que
hace allí". Hoy están sufriendo, a tres mil kilómetros de aquí. Aquí están
sus palabras y su oración final.
Y ahora les
pido que piensen, que tengan un pensamiento. Miremos todos a nuestro corazón y
pensemos en los muchos niños, niñas, chicos y chicas que están en guerra, que
hoy están sufriendo en Ucrania, ellos son como nosotros, como ustedes. Seis,
siete, diez, catorce años y ustedes tienen un futuro por delante, la seguridad
social de crecer en una sociedad en paz. En cambio, estos pequeños, incluso
pequeñísimos, tienen que huir de las bombas, están sufriendo, muchos, con ese
frío que hace allí... Pensemos. Que cada uno de nosotros piense en estos niños,
niña y en estos chicos y chicas, que están sufriendo hoy, a 3000 km de aquí.
Recemos al Señor.
Yo haré la oración y ustedes con su corazón con su
mente recen conmigo.
Señor Jesús, te pido por los niños y las niñas, los
chicos y chicas que están viviendo bajo las bombas, que ven esta terrible
guerra, que no tienen nada que comer, que tienen que huir, dejándolo todo en
casa... Señor Jesús, mira a estos niños, a estos niños, protégelos, son las
víctimas de la soberbia de nosotros, los adultos. Señor Jesús, bendice a estos
niños y protégelos. Juntos rezamos a la Virgen para que los proteja. Y así, en
silencio, de pie, recibimos la bendición del Señor.
En su discurso, antes de estas palabras y de la
oración, Francisco nota inmediatamente que los jóvenes estudiantes están
acompañados por padres, docentes y abuelos. "Hay muchos abuelos
aquí", comenta, dejando el texto preparado, "es muy importante que
ustedes, jóvenes y niños, hablen con los abuelos". El Instituto " la
Zolla", escuela de inspiración cristiana, subraya el Pontífice, "es
una realidad preciosa para el territorio milanés y ofrece un apreciado servicio
educativo en colaboración con las familias. Es importante construir una
comunidad educativa en la que, junto con los docentes, los padres puedan ser
protagonistas del crecimiento cultural de sus hijos".
Y este es el "pacto educativo", el diálogo
entre padres y enseñantes. Siempre hay diálogo, por el bien de los jóvenes, de
los niños. Este pacto educativo, que se ha roto tantas veces, hay que
mantenerlo siempre. El diálogo y también el trabajo conjunto, como hacen
ustedes, padres y educadores. Es importante construir una comunidad educativa,
esto es muy importante.
Así, el Papa Francisco deja a los chicos y chicas de
Milán con "dos palabras que me salen del corazón: compartir y
acoger". Y les pide que las repitan con fuerza. Compartir significa,
explica el Papa, no cansarse "de madurar junto a las personas que viven a
su lado: compañeros de colegio, padres, abuelos, educadores, amigos".
Es necesario "trabajar en equipo": crecer no
sólo en los conocimientos, sino también en tejer vínculos para construir una
sociedad más unida y fraterna. Porque la paz, que tanto necesitamos, se
construye de forma artesanal, a través del compartir. No hay máquinas
para construir la paz, no: la paz siempre se hace de forma artesanal. Paz en la
familia, paz en la escuela... ¿Y cómo se hace artesanalmente? Con mi trabajo,
con mi compartir.
La segunda palabra que Francisco deja a los
estudiantes que le escuchan es acogida. El mundo de hoy, reitera, "pone
muchas barreras entre las personas. Y el resultado de las barreras son la
exclusión, el descarte".
Esto es peligroso, si se descarta. Incluso en la
escuela -escuchen bien esto, chicos y chicas- en la escuela a veces hay un
compañero o una compañera que es un poco extraña, un poco ridícula o que no nos
gusta: ¡nunca descartarlo! Tampoco el acoso: no, por favor, no el acoso, nada.
Igual. Es un poco antipático, pobrecito, pero me acerco a él con simpatía.
Hacer siempre puentes, no descartar a nadie, ¡por favor! No descartar. Porque
cuando se descarta, se inician guerras, siempre, descartando".
"Hay barreras entre Estados, entre grupos
sociales, pero también entre personas", continúa el Pontífice.
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