La sensibilidad actual del mundo reclama que se devuelva a la mujer la dignidad y el valor intrínseco con que ha sido dotada por el Creador”, destacó el Papa Francisco
Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El Papa Francisco aseguró que la santidad de las mujeres hace fecunda a la Iglesia y
el mundo, en su mensaje a los participantes del Congreso
Internacional Interuniversitario “Mujeres Doctoras de la Iglesia y Patronas de
Europa en diálogo con el mundo de hoy”, que se realiza del 7 al 8 de marzo en
la Pontificia Universidad Urbaniana en Roma.
En el texto fechado el 1 de marzo, pero dado a conocer este martes
8 de marzo, cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer, el Santo Padre
expresó su deseo de que los frutos del congreso “sean estímulo para promover esa ‘santidad
femenina’ que hace fecunda la Iglesia y el mundo”.
El Papa destacó que el congreso celebra los aniversarios de la declaración de las santas Teresa de Jesús, Catalina de Siena, Teresa de Lisieux e Hildegarda de Bingen como Doctoras de la Iglesia.
A ella se unen las santas europeas Brígida de Suecia, Teresa
Benedicta de la Cruz (Edith Stein), y Catalina de Siena, que fueron nombradas
copatronas de Europa por el Papa San Juan Pablo II.
“La doctrina eminente de estas santas, por la que han sido declaradas Doctoras
de la Iglesia o Patronas, cobra en estos tiempos un nuevo protagonismo por su
permanencia, profundidad y oportunidad y ofrece luz y esperanza a nuestro mundo, en las actuales
circunstancias, tan fragmentado y falto de armonía”, dijo el
Papa Francisco.
Aún “perteneciendo a épocas y lugares diversos, llevando a cabo
misiones diferentes, todas tienen en común el testimonio de una vida santa”.
Estas santas, continuó el Santo Padre, fueron “dóciles al
Espíritu, por la gracia del Bautismo, recorrieron su camino de fe movidas, no
por ideologías mutables, sino por una adhesión inquebrantable a la ‘humanidad
de Cristo’ que permeaba sus acciones”.
“También ellas se sintieron incapaces y limitadas en algún
momento, ‘mujercillas flacas’, como diría Teresa de Jesús, ante una empresa que
les superaba. ¿De dónde sacaron la fuerza para llevarla a cabo, sino del amor a Dios que llenaba sus
corazones?”.
Como Santa Teresa de Lisieux, estas generosas mujeres realizaron
“en plenitud su vocación, ‘su caminito’, su proyecto de vida. Un camino
asequible a todos, el de la santidad ordinaria”.
“La sensibilidad actual del mundo reclama que se devuelva a la mujer la dignidad y el
valor intrínseco con que ha sido dotada por el Creador”,
destacó el Papa Francisco.
El Pontífice destacó luego algunas características que “diseñan esa femineidad
tan necesaria en la Iglesia y en el mundo: fortaleza para arrostrar
dificultades, su capacidad de lo concreto, una disposición natural para ser
propositivas en aras de lo más bello y humano, según el plan de
Dios, y una visión clarividente del mundo y de la historia –profética– que las
ha hecho sembradoras de esperanza y constructoras del futuro”.
El Pontífice resaltó asimismo que “su dedicación al servicio de la
humanidad se acompañaba con un gran amor a la Iglesia y al ‘Dulce Cristo en la
Tierra’, como gustaba llamar Catalina de Siena al Papa”.
“Se
sintieron corresponsables en subsanar los pecados y
miserias de su tiempo, y contribuyeron a la misión de evangelización desde una
plena sintonía y comunión eclesial”, subrayó.
“Con estos deseos, os encomiendo a la intercesión de la Virgen
María, Madre de la Iglesia, y os bendigo de corazón y, por favor, recuerden, no
dejen de rezar por mí”, concluyó el Papa Francisco.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente: ACI Prensa