La Historia de la Iglesia del silencio, la historia de las persecuciones en países de regímenes comunistas que no debemos olvidar
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Una de las mejores maneras de
conocer un pueblo es conocer su vivencia de la fe. Para conocer al pueblo
ucraniano, en plena guerra con Rusia hay que adentrarse en una época de la
historia compleja y de la que poco se ha hablado en los círculos hispanos de la
información religiosa.
Para los que hablamos español como
lengua materna se trata de una historia desconocida, ajena a nuestra vivencia
de la fe. Se trata de una Iglesia que vivió en “silencio”. La Iglesia del
silencio que no podía hablar y a la que luego parecía que no queríamos
escuchar.
Ese título: “Historia de la Iglesia del Silencio” es el que Florencio
Hubeñak utiliza para el libro editado por Editorial Encuentro y en el
que muestra la realidad de la Iglesia en países como Polonia, Hungría,
Checosolvaquia, Yugoslavia, Rumanía, Bulgaria y Albania; Países Bálticos,
Ucrania y Rusia. Con un añadido a la cuestión de China.
Monseñor Paolo
Pezzi, arzobispo católico de Moscú, en el prólogo del libro y al hablar de la
historia de la Iglesia católica en los países que vivieron el periodo de
régimen comunista totalitario afirma que atestiguan que “gracias a la fe, y aun
sin la posibilidad de vivir concretamente la dimensión eclesial, es posible
vivir en unas condiciones que llegan a negar el mismo desarrollo del humano”.
Se trata de una vivencia de la fe
heroíca, que han mantenido “con dolor y sacrificio pura y firme su fe,
contribuyendo así a un nuevo humanismo”.
Persecución religiosa en Ucrania
El capítulo de Ucrania es de pura
actualidad para comprender la fuerza, la energía, el tesón y el vigor de los
ucranianos. También las diversas particulares de su conflicto, también
religioso con Rusia: “La persecución religiosa en Ucrania siempre ha tenido
matices peculiares por la identificación de la religión con el nacionalismo
ucranio, como también por los intereses de la Iglesia ortodoxa rusa,
identificada con el régimen”.
Los datos de lo vivido en la
época comunista son sobrecogedores: “El proceso persecutorio se interrumpió
durante la ocupación alemana. De las 1.710 iglesias que existían antes de la
Revolución de octubre, sólo quedaban 2 cuando llegaron los alemanes en
septiembre de 1941; en 1943, funcionaban unas 800, atendidas por algo más de
1.000 sacerdotes”.
Algo que se recrudecería poco
tiempo después no tuvo mucho tiempo de hablar esta “Iglesia del silencio”:
“Pero cuando volvieron los comunistas rusos la persecución se recrudeció de tal
manera que todas las diócesis fueron suprimidas, los obispos detenidos o asesinados,
los sacerdotes encarcelados, asesinados o huyeron al extranjero. Los templos
cerrados; las escuelas confiscadas por el Estado, los periódicos y los
editoriales suprimidos y clausuradas. Centenares de miles de católicos ucranios
fueron deportados a Siberia”.
La Iglesia de los sordos
Una situación que fue
arrastrándose durante muchos años. Cuentan que en pleno Concilio Vaticano II y
ante una referencia de un obispo americano a la “Iglesia del silencio”, el
cardenal Wyszinski le interrumpió exclamando: “La Iglesia del Silencio no existe.
Existe sólo la Iglesia de los Sordos, la de ustedes”.
Tuvo que ser un nuevo Papa, un
Papa polaco, Juan Pablo II el que diera la vuelta a esta situación con empuje,
con un trabajo de deshielo, consiguiendo que los cristianos volverían a “salir
de las catacumbas”. Nada más ser nombrado Papa y en un homenaje a San Francisco
de Asís un peregrino le gritó: ¡No te olvides de la Iglesia del silencio! y el
contestaría: “La Iglesia del silencio ya no existe, porque ahora habla con la
voz del Papa”.
Recordemos la historia y
lean “Historia de la Iglesia del silencio”, de Florencio Hubeñak,
editado por Encuentro. No permitamos que vuelva a existir una Iglesia del
silencio o lo que es aún peor, nos convirtamos en la Iglesia de los sordos que
no escuchó el clamor que hoy en día viene de Ucrania.
Álvaro Real
Fuente: Aleteia





