El Papa Francisco presidió el rezo del Regina Coeli este 18 de de abril, lunes de la octava de Pascua conocido como el “Lunes del Ángel”, en el que invitó a los fieles a “no tener miedo” y a anunciar la Resurrección de Cristo
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Papa Francisco en el Regina Coeli. Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa |
En su mensaje previo a esta
oración mariana que se reza al mediodía durante el tiempo pascual en lugar del
Ángelus, el Santo Padre dijo que estos días de la Octava de Pascua “son como
una sola jornada en la que se prolonga la alegría de la
Resurrección”.
A continuación explicó que “el
Evangelio de la liturgia de hoy sigue hablándonos del Resucitado, de su
aparición a las mujeres que habían ido al sepulcro (cf. Mt 28,8-15). Jesús sale
a su encuentro y las saluda; luego les dice dos cosas, que también a nosotros
nos vendrá bien recibir como regalo de Pascua”.
“No tengáis miedo”
“En primer lugar, las tranquiliza
con dos simples palabras: ‘No tengáis miedo; (v. 10). El Señor sabe que
los miedos son nuestros enemigos cotidianos”.
“También sabe
que nuestros miedos nacen del gran miedo, el miedo a la muerte: miedo a
desvanecerse, a perder a los seres queridos, a enfermar, a no poder más... Pero
en la Pascua Jesús venció a la muerte. Por tanto, nadie puede decirnos de forma
más convincente: ‘No tengáis miedo’”, dijo el Santo Padre.
Asimismo, el Papa aseguró que
Cristo Resucitado “nos invita a salir de las tumbas de nuestros
miedos”.
“Sabe que el miedo está siempre
agazapado a la puerta de nuestro corazón y que necesitamos que nos repitan ‘no
temas’: en la mañana de Pascua como en la mañana de cada día, no temáis”,
señaló.
“Hermano, hermana, que crees en
Cristo, no tengas miedo. ‘Yo -te dice Jesús-, he probado la muerte por ti, he
cargado sobre mí tu mal. Ahora he resucitado para decírtelo: estoy aquí,
contigo, para siempre. No temas, no tengas miedo’”.
Más tarde, el Pontífice señaló
que para combatir el miedo que “nos encierra en nosotros mismos, Jesús nos deja
salir y nos envía a los demás. Aquí está el remedio”, subrayó el Papa
Francisco.
“Salir y anunciar, salir y
anunciar. Porque la alegría de la Pascua no es para guardarla para uno mismo.
La alegría de Cristo se fortalece al darla, se multiplica al compartirla.
Si nos abrimos y llevamos el Evangelio, nuestro corazón se expande y
supera el miedo. Este es el secreto, anunciar para vencer el miedo”,
puntualizó.
El obstáculo de la falsedad
A continuación, el Papa advirtió
acerca del obstáculo de la falsedad, aquello que les llevó a los soldados a
asegurar que habían sido los discípulos quienes se habían llevado el cuerpo de
Cristo del sepulcro.
También aseguró que esto se dio
porque había “dinero de por medio”, y defendió que Dios nos pide “no servir más
al dinero”.
“Aquí está la falsedad, la lógica
de la ocultación, que se opone a la proclamación de la verdad. Es un
recordatorio también para nosotros: la falsedad -en las palabras y en la vida-
contamina el anuncio, corrompe por dentro, conduce de nuevo al sepulcro”,
señaló.
“La falsedad nos hace retroceder,
nos lleva a la muerte y al sepulcro. El Resucitado, en cambio, quiere sacarnos
de los sepulcros de la falsedad y las dobleces. Delante del Señor
Resucitado, hay este otro ‘Deo’, el Dios del dinero, que ensucia todo, estropea
todo, cierra la puerta a la salvación. Y esto es para todo. En la vida
cotidiana está la tentación de adorar a este ‘Dios’ del dinero”, dijo el Papa
Francisco.
Por último, animó a los fieles a
“poner nombre a las falsedades que llevamos dentro” y a poner la opacidad “ante
la luz de Jesús Resucitado”.
“Él quiere sacar a la luz las
cosas ocultas, hacernos testigos transparentes y luminosos de la alegría del
Evangelio, de la verdad que nos hace libres (cf. Jn 8,32). Que María, la Madre
del Resucitado, nos ayude a superar nuestros miedos y nos conceda la pasión por
la verdad”, concluyó.
Las guerras impiden la
reconciliación
Tras el rezo del Regina Coeli, el
Santo Padre deseó de nuevo “buena Pascua a todos, romanos y peregrinos de
distintos países” y pidió por todos aquellos que sufren para “que nadie sea
abandonado”.
“Las luchas, las guerras, impiden
la comprensión y la reconciliación. Subrayar esta palabra siempre:
reconciliación, porque es lo que Jesús ha hecho en el calvario, y con su
Resurrección ha reconciliado a todos nosotros con el Padre, con Dios y
entre nosotros. Reconciliación”, subrayó el Papa.
A continuación, señaló que “Dios
ha vencido la batalla decisiva contra el espíritu del mal. Dejemos que venza Él
y renunciemos a nuestros planes humanos, convirtámonos a sus designios de paz y
de justicia”.
Más tarde, el Papa agradeció las
oraciones y pidió a Dios por la intercesión de la Virgen María.
Antes de despedirse de los fieles
presentes en la Plaza de San Pedro, dijo que esta tarde se reunirá con
cincuenta mil adolescentes procedentes de distintas zonas de Italia. Un bonito
signo de esperanza”, dijo el santo Padre.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa