El murciano Héctor Madrona fue una vocación tardía, pues se ordenó con 58 años
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Héctor Madrona fue ordenado sacerdote en diciembre de 2018 |
La del padre Héctor Madrona López es
lo que se conoce como una vocación tardía, tras haber sido ordenado en 2018
como sacerdote de la diócesis de Cartagena a los 58 años. Se ordenó mayor,
porque su proceso radical de conversión también se produjo siendo ya adulto.
Durante estos últimos años él mismo se ha considerado como el “último
milagro del seminario”.
Durante más de dos décadas, Héctor fue locutor
y presentador de la Cadena Ser y la Cadena Dial en Murcia, siendo
considerado una de las grandes voces de la comunicación en la región. Sin embargo,
estando ya consolidado en su posición experimentó un vacío enorme que acabó
llevándole a la Iglesia para cambiar los micrófonos por la cruz de Cristo.
Era reconocido socialmente, tenía un buen sueldo y una
buena casa, pero este periodista no se sentía realizado. “Yo no era
feliz. Dios se me cruzaba cada día, pero yo no me daba cuenta”, relataba el
ahora sacerdote a La Verdad.
Llenar ese vacío interior
Echando la vista atrás fue consciente que Dios “ha
llamado” a su puerta en numerosas ocasiones, pero el ruido del mundo le hizo
entretenerse en otras cosas. Y como no se sentía feliz intentó
llenar ese vacío interior en una religiosidad de “supermercado”.
Esta búsqueda le llevó a buscar esa felicidad en
muchos lugares. “Entonces me dio por apuntarme a cursos de autoconocimiento,
a yoga, a leer libros de autoayuda…”, recordaba Héctor.
Buscaba maestros orientales en India y encontró al
Maestro
Tanto se introdujo en este mundo que decidió viajar a
la India para explorar más estas espiritualidades orientales en las que se
había introducido. “Iba buscando maestros y encontré al Maestro, al Dios
único y verdadero”, contaba a la web de la diócesis. Su vida dio un giro
completo en aquel momento, lo que él denominó una “metamorfosis verdadera”.
El nuevo sacerdote recordaba perfectamente aquel
momento: “Encontré a Dios. Se metió dentro de mí y me llamó. Me dijo
que me quería para él y lloré como un niño, no recuerdo cuanto tiempo”.
"Me enamoré de Jesucristo"
De vuelta en España ya nada era igual. Su vida no era
la misma. Ese vacío se estaba llenando, pero de Dios. “Comencé a ir a
la Iglesia, a pesar de que siempre me había parecido una cosa obsoleta y fuera
de lugar, y me encantó. Me enamoré de Jesucristo entonces y cada día sigo
más enamorado”, explicaba este murciano ahora sacerdote.
En aquel momento, Héctor decidió dejar “sin
reparo y sin pena” su gran trabajo como presentador de la Cadena SER, mientras
poco a poco, y no sin dificultades, Dios iba trabajando en él.
La peregrinación y el descubierto de la vida
eremita
Ya sin nada que le atara para encontrarse con Dios a
tiempo completo realizó varias peregrinaciones a píe, la última al
Santuario de la Fuensanta, también en Murcia. Allí a Héctor se le hizo de
noche y las monjas benedictinas que custodian el lugar le dijeron que los
eremitas de los hermanos de la Luz, que estaban relativamente cerca, podrían
darle alojamiento.
Una vez que llegó a aquel lugar fue acogido por los
hermanos a pasar allí la noche. Nunca olvidará aquel día, pues fue el
primero de los seis años y medio que acabaría quedándose en esta ermita junto
a ellos tras despojarse de todos sus bienes.
El padre Francisco se convirtió en su director
espiritual y Héctor todavía lleva a fuego grabadas en su corazón aquellas
primeras predicaciones, que “parecían que todo me lo decía a mí”.
Aplicar sus dones al servicio de la Iglesia
Mientras vivía con estos eremitas “le
preguntaba a Jesucristo qué quería de mí, para qué me había llamado. Y
entonces me dijo que mi labor era comunicar, algo que siempre había hecho”.
Héctor tiene que claro que “Dios me ha dado el don de la comunicación y
sentí que me llamaba para dar a conocer su Palabra a la gente”.
Fue así como decidió empezar los estudios en el
Seminario mientras seguía viviendo con los hermanos de la Luz. Y a la
vez sintió la llamada al sacerdocio. Y cuando ya llevaba varios años
de estudio discernió que Dios le llamaba a dejar la comunidad para ingresar en
el Seminario de San Fulgencio en Murcia, donde ha estado hasta su ordenación el
pasado domingo.
El lema que eligió para su ordenación fue: “Alegraos
conmigo porque he hallado la oveja que se había perdido”. Quiso esta cita
del Evangelio de San Lucas porque se considera que “ese borreguico que el Señor
tiene en sus brazos y que acoge con mucha misericordia. No sólo estaba perdido
porque estuviera desubicado en la vida, por buscar la felicidad donde no debía,
sino porque no conocía a Jesucristo”.
Sacerdote en una época "difícil y
complicada"
En su ordenación sacerdotal, monseñor Lorca Planes le
exhortó: “Héctor, tú sabes que no vivimos de romanticismos, que pisanos
tierra y la realidad es que te ha tocado una época difícil y complicada…
Abre bien los ojos, hermano, que ha sido el mismo Jesucristo el que ha salido a
tu encuentro para que llevas a todos la frescura que nace de la Sagrada
Escritura, la libertad que regala el Señor a sus hijos”.
Javier Lozano
Fuente: ReL