Este lunes 16 de mayo, el Papa Francisco se reunió en el Vaticano con los participantes del Capítulo General de los Camilianos, la Orden de los conocidos como Ministros de los Enfermos
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| Vatican News |
En su discurso, el Santo Padre advirtió que “nuestro tiempo está marcado por un
individualismo y una indiferencia que generan soledad”,
una situación que hace que “se desechen tantas vidas”.
Más tarde, el Papa Francisco aseguró que “la respuesta cristiana
no está en la observación resignada del presente ni en el lamento nostálgico
del pasado, sino en la caridad que, animada por la confianza en la
Providencia, sabe
amar su tiempo y, con humildad, da testimonio del Evangelio”.
Tomando como ejemplo a San Camilo
de Lelis, fundador de la Orden, el Papa animó a los presentes “a
mirar la realidad del sufrimiento, la enfermedad y la muerte con los ojos de
Jesús”, algo que “requiere una dócil apertura al Espíritu Santo, que es el alma
de todo dinamismo apostólico”.
A continuación, el Papa Francisco destacó dos dimensiones esenciales de la vida cristiana; “el deseo de un testimonio extrovertido y concreto hacia
los demás y la necesidad de entenderse a sí mismo según los cánones de la
pequeñez evangélica”.
“Por eso, os invito a extraer siempre de nuevo la sabiduría de las
Bienaventuranzas, para llevar, con mansedumbre y sencillez, la buena nueva a los pobres y a los
últimos de hoy”, dijo el Papa Francisco.
Además, aseguró que "el bien que se da a una hermana o a un
hermano que sufre es un don que se da al mismo Jesús", y que aquello
"que se vive y se ofrece cada día con alegría, aunque sea invisible a los
ojos del mundo, no se pierde nunca, sino que, como una semilla caída en la
tierra, germina y da fruto”.
También animó a los presentes a no descuidar “el recuerdo del primer amor con el
que Jesús conquistó su corazón”, refiriéndose a la llamada de
Jesús a la vocación para “renovar siempre su elección de vida consagrada desde
las raíces”.
“Os animo a colaborar con el Espíritu Santo en la búsqueda de todos los modos
de vivir su carisma de misericordia, valorando también de las formas más
oportunas la colaboración con los laicos, en particular con los agentes
sanitarios. Cultivar entre vosotros y con todos la espiritualidad de la
comunión os ayudará a discernir mejor lo que el Señor quiere de vosotros”,
defendió el Papa Francisco.
Por último, el Pontífice agradeció a los Padres Camilianos su
servicio a la Iglesia y subrayó que “si queremos ofrecer a la gente un buen
‘hospital de campaña’, donde los heridos puedan encontrarse y sentir la
cercanía y la ternura de Cristo, no podemos prescindir del carisma de San
Camilo de Lelis”.
“Les corresponde dar sus
manos, sus pies, su mente y su corazón a este don de Dios, para
que siga suscitando las obras de Dios en nuestro tiempo”, dijo por último el
Papa Francisco.
Por Almudena Martínez-Bordiú






