8 – Junio. Viernes de la XIV semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio
según san Mateo 10, 16-23
Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará.
Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo
que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del
hombre.
Comentario
Jesús nos
previene de las dificultades, somos “ovejas en medio de lobos”. La vida del
cristiano, muchas veces, no es sencilla, conlleva sufrimiento, dolor,
contradicción. Hoy día, nos movemos en un ambiente que no es cristiano, igual
que en tiempos de los apóstoles. Pero el ambiente no puede ser una excusa para
no evangelizar.
Ante esta
situación, Jesús nos da la receta: dar testimonio. Tantas veces, los cristianos
nos vemos cohibidos por un ambiente adverso que nos sirve como excusa para no
evangelizar. Jesús conoce que nos envía a los lobos, aun así, nos alienta a ser
testigos suyos.
Ante esta
situación, Jesús nos anima a hacer el bien. La violencia es derrotada por el
amor, la muerte por la vida. San Josemaría, decía “tenemos que ahogar el mal en
abundancia de bien” (864 Surco).
Jesús nos
anima a confiar en el Espíritu Santo, sin miedo a ir contracorriente. Es una
gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos.
Ante esta
aparente paradoja que supone ser ovejas en medio de lobos, Jesús nos hace mirar
más allá. El cristiano es oveja, pero cuenta con la ayuda del Espíritu Santo,
cuenta con la ayuda de la gracia. Y Dios puede más que cualquier manada de
lobos.
En los
momentos en que perdamos la visión positiva y nos sintamos abatidos por el mal
del mundo o de nuestra vida, dirijamos nuestra oración al Cielo y mantengamos
la confianza en que Dios ha vencido al mundo.
Pablo
Erdozain
Fuente: Opus
Dei