Su actitud ante esa situación me ha recordado a como nos busca y persigue nuestro Amado para encontrarnos de nuevo
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Si hay una fiesta popular en
España, esta es, sin duda, Sanfermines. Esta celebración dura una semana desde
el 7 de julio, en la ciudad de Pamplona. Es siempre un encuentro
multitudinario, con personas de muchas ciudades y países distintos. Casi todo
el mundo viste de la misma forma: ropa blanca y un pañuelo rojo en el cuello.
Comprenderás entonces lo
complicado que es identificar a alguien entre la gran multitud. Imagínate que
entre toda la masa de personas aparentemente iguales encuentras y conectas con
alguien único que te roba el corazón y vuelve a desaparecer de entre la
multitud.
Esto es exactamente lo que le
sucedió a una mujer en las pasadas fiestas de Sanfermines. Su actitud
ante esa situación me ha recordado a como nos busca y persigue nuestro Amado
para encontrarnos de nuevo.
Una historia de amor en Sanfermines
El anuncio dice así: «Mallorquín
de Alicante roba el corazón a una navarra el 6 de julio en estos Sanfermines».
A continuación se pide al aludido que envíe un mensaje a un apartado de correos
de Pamplona.
Este acto de valentía por parte
de la mujer enamorada, ese querer encontrar a quien le robó el corazón, nos
habla de cómo el amor es verdaderamente el motor del mundo. Y cómo, por amor,
estamos dispuestos a lo que sea. Nos habla, en definitiva y una vez más, de que
estamos hechos para amar y ser amados.
Le hemos robado el corazón a Dios
Este acto de amor en concreto no
es más que un reflejo de lo
que hace Dios con nosotros todos los días y a cada paso. Él está
dispuesto a hacer lo imposible con tal de volvernos a encontrar y
reconquistarnos cuando nos hemos alejado.
Se las ingenia para que volvamos
a Él, sea como sea. Hace lo imposible por encontrarnos a nosotros, que le
hemos robado el corazón desde el momento en el que nos pensó y nos creó.
Me gusta pensar también en cómo,
en un contexto donde todos van uniformados y parecen iguales, siempre somos
únicos para alguien. A pesar de la apariencia, únicos e insustituibles: así
somos ante los ojos de Dios.
Él te ha buscado primero, déjate
encontrar
Esta anécdota de esta chica es
también un reflejo de nuestra búsqueda insaciable de Dios. En el fondo le
sabemos identificar en aquello bueno, en aquello que nos seduce. Incluso sin
reconocerle en profundidad, hacemos lo imposible para alcanzar eso que sabemos
que es bueno para nosotros.
En el fondo, esta chica está
buscando a Dios al buscar a este hombre del que se enamoró. Porque el amor
humano es el reflejo en la tierra del amor divino, del amor perfecto, que tanto anhela
nuestro corazón.
La actitud de esta chica me
parece que es un ejemplo también de cómo no debemos dejar de buscar nunca
y perseguir ese amor que nuestro corazón nos reclama. No dejemos de buscar
nunca a Dios, incluso si estamos pasando por una noche oscura, sentimos que le
hemos perdido por completo o que estamos muy alejados de Él.
Será un regalo descubrir que la
búsqueda es en ambas direcciones; si nosotros le buscamos a Él es porque Él nos
buscó primero y está deseoso de que nos dejemos encontrar.
No sabemos como terminó la
historia de la chica en Sanfermines, pero lo que sí sabemos es que la chica
tomó una iniciativa que revolucionó las redes sociales. Quizás el chico estaba
a la espera de que ella tomara la iniciativa para poderse reencontrar de nuevo
con ella. Se hayan reencontrado o no, esta historia de amor es sin duda una
historia que merecía estar en la portada de un periódico local.
Artículo elaborado por Carla
Restoy
Fuente: Catholic-Link