El Papa los invita en su mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa a poner las necesidades de los demás por encima de las propias
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| Jóvenes portugueses durante la PEJ en Santiago,antesala de la JMJ. Foto: JMJ Lisboa |
El Papa Francisco no pierde la
esperanza en los jóvenes. Así lo pone de manifiesto en su mensaje para la
Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa de 2023, publicado
este lunes por el Vaticano y en el que afirma que ellos «son siempre
la esperanza de una nueva unidad para la humanidad fragmentada y dividida».
«Es hora de volver a emprender
sin demora el camino de los encuentros concreto, de una verdadera acogida de
los que son diferentes a nosotros. Solo así superaremos las distancias –entre
generaciones, clases sociales, entre etnias y categorías de todo tipo— e
incluso las guerras», escribe el Pontífice. También pide una alianza entre los
jóvenes y los ancianos «para no olvidar las lecciones de la historia, para
superar las polarizaciones y los extremismos de este tiempo»
En
este sentido, y tomando como modelo a la Virgen y la visita a su prima Isabel
–el lema de la JMJ 2023 hace referencia a ella: María se levantó y
partió sin demora–, Francisco anima a los jóvenes a moverse, a actuar y a tomar
partido, especialmente por los más necesitados. «La Madre del Señor es modelo
de los jóvenes en movimiento, no inmóviles frente al espejo contemplando su
propia imagen o atrapados en las redes», subraya.
En este sentido, cita varias
realidades donde esperan personas para ser atendidas: «¡Cuántas personas
mayores, cuántos enfermos, presos, refugiados necesitan nuestra mirada
compasiva, nuestra visita, un hermano o una hermana que rompa las barreras de
las indiferencia!».
Las necesidades de los demás, por
encima
Como María, también el joven
–continúa el Papa– debe tener prisa para «poner las necesidades de los demás
por encima de las suya», para no buscar la atención o la aprobación en las
redes sociales, sino para buscar «la conexión más genuina, la que surge del
encuentro, del compartir, del amor y del servicio». «La prisa buena nos empuja
hacia arriba y hacia los demás. También existe una prisa que nos buena, como
por ejemplo la que nos lleva a vivir superficialmente, a tomar todo a la
ligera, sin compromiso ni atención, sin participar realmente en las cosas que
hacemos», agrega.
Finalmente, el Pontífice muestra
su deseo de volver a encontrarse con los jóvenes en Lisboa tras «años de
distancia y aislamiento» para redescubrir «la alegría del abrazo fraternal
entre los pueblos y entre las generaciones, el abrazo de la reconciliación y la
paz, el abrazo de la nueva fraternidad misionera». «Que el Espíritu Santo
encienda en sus corazones el deseo de levantarse y la alegría de caminar todos
juntos, en estilo sinodal, abandonando las falsas fronteras», concluye.
Fran Otero
Fuente: Alfa y Omega






