31 - Octubre. Lunes de la XXXI semana Domingo del Tiempo Ordinario
![]() |
| Misioneros digitales católicos MDC |
Evangelio según san Lucas 14,
12-14
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados,
cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te
pagarán en la resurrección de los justos».
Comentario
Jesús nos indica y propone cuál
ha de ser la actitud del verdadero discípulo comprometido con el Reino. A
diferencia de los fariseos, cumplidores de una ley de preceptos, de la que
vivían y se aprovechaban para sus intereses, Jesús centra su discurso en la
auténtica Ley, la del “precepto” del Amor, que rompe esquemas y muestra a las
claras quién es Dios y el camino del Reino.
Hemos podido leer y reflexionar
las distintas parábolas del Reino y todas ellas insisten en la necesidad de
salir de sí mismo para buscar al hermano que estaba perdido, al que no cuenta
en nuestra sociedad ni en nuestra familia o “amigos”, al que “no cumple”. La
búsqueda y construcción del Reino de Dios ha de hacernos salir de nuestras
seguridades y animarnos a entrar en las sendas estrechas por las que Cristo
sigue caminando hacia la Cruz. Nadie nos lo va a agradecer quizá. Al revés: nos
criticarán y tratarán de descartarnos por ir precisamente en ayuda y defensa de
quienes están en nuestros márgenes de corrección y, como dice el Evangelio, de
retribución.
Y darnos cuenta de que cuando el
Señor nos habla de recompensa en la “resurrección de los justos” se está
refiriendo no al final de los tiempos solamente. Con la Resurrección de Cristo,
somos ya “hombres resucitados” desde el bautismo: sacerdotes, profetas y reyes
que formamos el Pueblo de Dios, porque nos ha elegido personalmente a cada uno
no para nuestro exclusivo beneficio de felicidad sino para precisamente para
invitar a los que nada tienen, pero que esperan, nos esperan.
“La Iglesia, reunión de
liberados, de perdonados [...] no es una sala de espera donde están juntos
quienes han recibido la entrada gratis para el cielo, sino un pueblo en camino
hacia el Reino [...]
Quizás hoy la Iglesia está
llamada a llevar a cabo esta tarea comprometida: hacer caminar a la gente. Pero
es necesario, ante todo, que nosotros demostremos que somos capaces de caminar
[...] Hemos permanecido demasiado tiempo recostados sobre las almohadas de la
verdad tenida como posesión [...]
Mientras tanto el mundo camina
cada día más de prisa, pero no adelanta. Porque nosotros no caminamos. [---] El
Reino no se ha hecho para gente que se mantiene a la espera, sino para tipos
que se han decidido a ponerse en camino”
(Alessandro Pronzato, “Cansados
de no caminar”)
Fuente: Dominicos






