La historia parece descabellada pero es real y podría ser una serie de Netflix. Su protagonista se llamaba (y se llama) Masako
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Dolors | Dolors /Masako Kimura |
En
1963, la maestra de un pueblo de España llamado Alpartir,
en la provincia de Zaragoza, recibió una carta del extranjero.
No existía aún ni internet ni whatsapp. Doña Mari se
carteaba de vez en cuando con un misionero español que estaba en Japón.
Francisco Zendóquiz -ese era su nombre- le había escrito en esta ocasión para
explicarle que en su zona, una joven llamada Masako Kimura,
hija de un sacerdote sintoísta, se había convertido al catolicismo.
Masako descubrió que tenía vocación religiosa y quería ingresar en
el convento
de las Hermanas Clarisas de Arnedo. ¿Por qué precisamente en
aquel lugar? Porque la abadesa del convento era la hermana del misionero.
Se necesitaba mucho dinero
Después de informarle de aquella gran noticia, llegaba la petición
a Doña Mari: ¿podría encargarse de reunir el dinero suficiente para que Masako pudiera
viajar de Japón a España? Estamos hablando de 40.000 pesetas de la época,
una fortuna. Por aquella época, el sueldo medio en España era de 1.500 pesetas.
Doña Mari no lo dudó ni un momento y comenzó a hacer gestiones en
el pueblo. Avisó al ayuntamiento, al párroco, a todos los vecinos… Y todos se
pusieron en marcha para que Masako pudiera viajar y hacer realidad
su sueño de ser monja.
En Alpartir se organizó una rifa y con ello obtuvieron algo de
dinero, pero hacía falta más, así que enviaron cartas a los periódicos del
momento y a las emisoras de radio.
«Ustedes son formidables»
Por aquellos años, había un programa en la cadena SER que tenía
una extraordinaria popularidad. Se llamaba «Ustedes son formidables» y
lo dirigía el
periodista Alberto Oliveras. Por las ondas siempre trataban temas solidarios.
La historia de la joven Masako y la ilusión de un pequeño pueblo de España por
lograr que la japonesa pudiera viajar y entrar en el convento caló hondo.
Los donativos no se hicieron esperar. El 7 de mayo de 1963, Masako
Kimura pudo tomar el avión en el aeropuerto de Tokio con destino a Barajas
(Madrid). En el aeropuerto español le esperaban Alberto Oliveras, el alcalde de
Alpartir Cristóbal Llobet y el párroco del pueblo, Antonio Cortés.
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La lápida que recuerda lo que hizo el pueblo de Alpartir por Masako y su vocación. Dolors/Dolors |
¿Cómo tranquilizar a los padres de
Masako?
Pero la historia no acaba aquí. Para los padres de Masako, la
marcha de su hija les había dejado sumidos en una profunda tristeza.
Al saberlo, al periodista Alberto Oliveras se le ocurrió una idea: ¿por qué no
enviar cartas a los padres de Masako desde España para decirles que ahí su hija
sería muy feliz y que todos estaban contentos de que ella
hubiera escogido este país para vivir su vocación?
A la emisora de radio comenzaron a llegar entonces decenas,
cientos de cartas con el mensaje «Masako Kimura será feliz en España».
Y en este punto de la historia, hubo quien pensó que lo mejor sería que el cartero del
pueblo, Rafael Barranco, viajara hasta Japón y entregara las
cartas en persona. Así lo hizo, salió de Alpartir con un traje nuevo de
funcionario de Correos y viajó en avión hasta Tokio.
Acompañado por un cartero japonés, llegó hasta la prefectura de
Saitama, a 50 km de Tokio y entregó las cartas. La familia de Masako se
mostró conmovida y
contenta de tener noticias tan positivas de su hija y del país que la acogía.
La historia de Masako era tan singular que hubo quien se atrevió a
llevarla al cine bajo el título de “El cartero de Alpartir” y como “El santo
llega a Japón”, en versión nipona. También se ha publicado un libro, «Kimura y
el cartero de Alpartir», editado por la Diputación de Zaragoza. Esta está tan
orgullosa de aquel logro que recientemente lo recordó en las redes sociales.
Dolors Massot
Fuente: Aleteia