Conoce las razones por las cuales los obispos usan un escudo que identifica su ministerio episcopal y servicio a la Iglesia
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Que
cada obispo tenga su propio escudo es una tradición en la Iglesia. No
solo en la católica, sino también en la ortodoxa, en la anglicana y en otras
Iglesias protestantes.
Las normas que rigen el diseño de los blasones son las mismas que
las de la heráldica general. Pero en la Iglesia hay algunas variaciones
específicas.
El derecho a una heráldica tiene su fundamento en que la Iglesia
tiene una constitución
jerárquica.
Se
usa un escudo de acuerdo al estado de la persona dentro de la jerarquía, por el
ejercicio de cargos eclesiásticos y por el carácter de su consagración (ordenación
para los sacerdotes y obispos; profesión para los religiosos; bendición abacial
para los abades; o el uso litúrgico pontificio para algunos templos).
Cuando un
obispo es ordenado, la Iglesia le pide que escoja
un lema y diseñe un escudo episcopal, llamado también heráldica eclesiástica.
¿Cómo está conformado un escudo?
Este está conformado por el lema que busca
reflejar las creencias y convicciones del obispo, y por el escudo
episcopal, que es un símbolo especial que lo identifica.
En la parte superior del escudo, como es tradicional en la
heráldica episcopal, se coloca un capelo de sinople (sombrero
de color verde).
Este sombrero originalmente lo llevaban los cardenales cuando iban
a caballo para protegerlos del sol. Pero ha sido adaptado en la heráldica como
un símbolo de la Iglesia.
Del capelo se desprenden (cubriendo ambos lados del escudo) seis borlas de
color verde en cada lado, y que se ordenan en tres órdenes descendentes.
Estas borlas indican el rango dentro de la Iglesia como sucesor de
los doce apóstoles, y el verde indica el color que distinguía a los obispos en
tiempos antiguos, a pesar de que actualmente se vistan con otro color.
Luisa Restrepo
Fuente: Aleteia