Pilar Osuna lleva diecisiete años impartiendo la asignatura de Religión Católica: Lo vivo con alegría, profundidad y responsabilidad
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| Ecclesia |
Trabajar con jóvenes es una vocación para Pilar Osuna. Hacerlo en un centro público de enseñanza la
convierte en la primera trinchera de la Iglesia: “Lo vivo con alegría, profundidad y responsabilidad”. Así lo explica esta profesora tras diecisiete
años impartiendo la asignatura, que este 19 y 20 de noviembre en Granada, se
llevará a estudio en el III Congreso del Profesorado de Religión Católica de
Andalucía, titulado “Una asignatura para el s. XXI”.
Formación permanente
Un momento de estudio,
formación y encuentro, entre los más de 600 profesores de Religión que está
previsto que participen. Es interesante poder trabajar en la formación permanente de
nuestro profesorado y contar con la presencia de auténticos expertos en la
materia que iluminarán con su saber nuestro quehacer cotidiano.
La vocación de Pilar parte de su juventud, al encontrarse con la guía y
orientación de un buen sacerdote, “a él le debo ser Iglesia, sentirme Iglesia;
su testimonio de párroco bueno y entregado que me hizo plantearme que yo
también quería servir así a la Iglesia”. Aquel testimonio de sacerdote joven,
que hoy es el obispo de Guadix, Francisco Jesús Orozco, despertó una vocación docente, atravesada de servicio a la
Iglesia que la llamaba a la misión de mostrar la Religión católica a jóvenes no
siempre creyentes. Y desde entonces dedica su vida a expresar su
identidad católica en un instituto público.
Formada en el Instituto
Superior de Ciencias Religiosas de Córdoba, se ha acercado a jóvenes creyentes
y no creyentes ofreciendo su conocimiento y dando a manos llenas, con gestos y
con palabras, esa parte intangible que hace de la experiencia un modo de estar
cerca. Y no siempre ha sido fácil. Como profesora de religión católica en uno de los institutos de
Montoro, en la provincia de Córdoba, ha comprobado el rechazo en alguna reunión
de claustro, pero también la cercanía de profesores que lejos de la religión
han apoyado su labor. Los profesores cristianos que ha tenido cerca la han
acompañado en su trabajo y juntos se han identificado como Iglesia. Ella
sigue invocando la esperanza.
Trescientos alumnos la eligen
como docente cada año. Otras asignaturas no pasan ese filtro porque son
obligatorias. Alegría y cercanía definen sus clases, quizás por eso los alumnos
no creyentes la paran por el pasillo y le confían parte de sus vidas
adolescentes, agitadas y cambiantes.
¿Qué
hace un profesor de Religión en el siglo XXI?
Un profesor de religión en
pleno siglo XXI, sostiene, tiene que tener clara su identidad eclesial y vivir
con coherencia esa amistad con Dios a través de los sacramentos; además, debe
tener una gran formación académica. “Nadie puede trasmitir lo que no tiene”, asegura cuando le
preguntan por métodos pedagógicos, tiene claro que su tesoro mayor es
Jesucristo y en ofrecer la Verdad empeña tiempo y recursos. Su trabajo consiste
en que los jóvenes conozcan el Evangelio “sin quitar ni un punto ni una coma”,
aunque aclara que la clase no es una catequesis. Para esta trasmisión del
Evangelio, Pilar se sirve de manuales que plantean unos objetivos curriculares
y para eso es precisa la formación del docente. Como diplomada en Ciencias
Religiosas contó con formadores religiosos y laicos que le han permitido
profundizar en la fe y dar razones a los jóvenes. Ahora lo trasmite con
apertura y sentido de la adaptación.
Materia
curricular
La asignatura de Religión
Católica tiene una materia curricular amplia que también te lleva a hablar a
otras religiones, de la doctrina social de la Iglesia y ella lo hace
“proponiendo; no Imponiendo. Enseñando; no obligando”. Este es para ella el carácter
principal del profesor de religión del siglo XXI “porque estamos inmersos en
una sociedad secularizada”.
En Montoro, la localidad
cordobesa donde trabaja, hay dos parroquias y Pilar tiene contacto con los dos
párrocos porque considera que el eje Parroquia-Familia-Escuela vertebra el buen
funcionamiento de los centros de secundaria, donde también hay niños
matriculados en la asignatura de religión católica con necesidades educativas
especiales. Son parte fundamental dentro del aula”. Para esta profesora de
Religión Católica lo principal es “nuestro alumno, nuestra alumna”.
Fuente:
Ecclesia






