Escandalizar significa convertirse en un obstáculo para que otros experimenten el amor de Dios. Una iluminadora reflexión del sacerdote Luigi Maria Epicoco
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Escandalizar
significa convertirse en un obstáculo para los demás. ¿Pero un obstáculo
con respecto a qué? Específicamente con respecto a experimentar el amor de
Dios.
De hecho, hay algunos comportamientos y formas de
actuar que lastiman profundamente a las personas hasta el punto de demoler su
confianza en la existencia del amor.
Algunos tipos de abuso, por ejemplo, impiden
que las víctimas puedan vivir el resto de sus vidas con la posibilidad de tener
relaciones sanas y experimentar el bien, o con la capacidad de sentirse amadas
y de amar.
En términos
prácticos, ya no pueden experimentar un sentido profundo de la existencia
porque lo que debería darles sentido está bloqueado por un trauma que actúa como un obstáculo. Y cuando una persona
es lastimada de esta manera, el daño
es inmenso.
Maneras de abusar
Pero no me refiero sólo al abuso sexual o emocional. Se
puede abusar de una persona si se la juzga constantemente y se le enseña
constantemente que está equivocada.
Podemos abusar de las personas denigrando
su singularidad y siempre obligándolas a fingir para ser aceptadas.
Incluso podemos abusar espiritualmente de
las personas inculcándoles no la libertad sino la culpa continua.
Unas palabras de Jesús pueden iluminar
estas situaciones:
«¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente,
que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!
Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo de ti;
más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos manos o los dos
pies, ser arrojado en el fuego eterno (···) Guardaos de menospreciar a uno de
estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven
continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos»
Mateo 18,7
Jesús nos dice que la forma en que
tratamos a los demás puede ser una ayuda o un obstáculo.
Al mismo tiempo, sin embargo, nos está
diciendo que el camino de la curación es siempre a través del perdón
infinito.
De hecho, el perdón no es una escapatoria
para los abusadores, sino una forma inteligente para que las víctimas se
deshagan permanentemente de lo que les hizo sufrir.
Prof. Luigi Maria Epicoco
Fuente: Aleteia






