“La ciencia ha comprobado en las últimas décadas que las madres cargan remanentes celulares de sus hijos en su cuerpo para siempre”
Azulejo que representa a la Virgen María y el Niño Jesús.
Crédito: Emilio Llorente/Cathopic
Kristin Marguerite Collier,
profesora de medicina interna y directora del Programa de Salud, Espiritualidad
y Religión en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, ha
explicado cómo la Virgen y Jesús estaban unidos desde la Encarnación a nivel
celular.
Entrevistada por revista española
Misión en diciembre de 2020, la médico católica subrayó que “las madres, desde
siempre, han intuido que sus hijos permanecían con ellas toda la vida".
"Ahora tenemos la certeza de
que esto es cierto no solo de forma psicológica o espiritual, sino también a
nivel celular”, subraya.
“La ciencia ha
comprobado en las últimas décadas que las madres cargan remanentes celulares de
sus hijos en su cuerpo para siempre”, señaló.
En la entrevista, realizada para
el especial de Navidad de la publicación española, Collier profundiza sobre el
microquimerismo materno-fetal, que implica que células del bebé traspasan la
placenta y se establecen en diversas partes del cuerpo de la madre.
Estos hallazgos científicos,
destacó Collier, “son muy reconfortantes para todas las madres, y especialmente
para quienes han perdido hijos en el embarazo o cuyos hijos han fallecido”.
“Tengo cuatro hijos y en mis embarazos
nadie me habló de este bellísimo fenómeno. Si lo hubiera sabido, mi experiencia
de la maternidad habría sido muchísimo más sagrada", señaló.
Para la médica estadounidense,
estos descubrimientos de la ciencia evidencian que “Nuestro Señor no solo redimió
nuestro cuerpo, sino que redimió también cada etapa de nuestra existencia y
cada célula de nuestro cuerpo”.
“No nos debe sorprender,
entonces, que seamos seres relacionales incluso a nivel celular, porque Dios,
autor de toda ciencia, incluida la biología, es un ser relacional”, destacó.
Al distribuirse por el cuerpo de
la madre, las células de su bebé asumen distintas funciones dependiendo de la
zona. “Por ejemplo, en los senos se comportan como células mamarias y emiten
señales para poner en marcha la lactancia; y en la zona de una cesárea, ayudan
a sanarla tras dar a luz”, indicó.
“Sabemos incluso que estas
células ayudan a la madre en procesos fisiológicos muchos años después del
embarazo”, dijo, y destacó que es una forma en la que el bebé "le da las
gracias" a su madre por haberlo acogido en su seno.
Por David Ramos
Fuente: ACI Prensa